Menú
Cristina Losada

¿Pero qué ha hecho Errejón?

La caída en desgracia del portavoz es una consecuencia más de lo que ha hecho su corriente política para instituir la victimización cósmica de la mujer.

La caída en desgracia del portavoz es una consecuencia más de lo que ha hecho su corriente política para instituir la victimización cósmica de la mujer.
Íñigo Errejón durante una manifestación del 8-M. | C.Jordá

Un par de denuncias anónimas han hecho caer al portavoz de Sumar, antaño pieza clave del núcleo irradiador. Si esas denuncias hubieran apuntado, pongamos, a un caso de corrupción, no estaríamos hablando de la retirada de Errejón, por grave y escandaloso que fuera el asunto. Se hablaría de difamaciones y bulos —hoy, si no dices bulo, no eres nadie—, se condenaría que se difundieran al amparo del anonimato y se apuntaría a enemigos políticos como autores. Pero no ha ocurrido nada de eso ni ocurrirá por un único motivo: las tales denuncias anónimas son de mujeres y se refieren al comportamiento de Errejón con mujeres.

Una denuncia anónima de una mujer contra la conducta de un hombre en el contexto de un encuentro, una relación o un acto sexual tiene hoy la credibilidad asegurada. Si el denunciante es mujer, se justifica el recurso al anonimato y se justifica la falta de denuncia formal. Ante un anónimo de estas características ni siquiera se querrá comprobar que la denuncia la hace realmente una mujer. Nadie lo va a dudar, aunque no se pueda verificar la identidad de quien la publica. La concesión de una credibilidad total y absoluta a la denuncia informal es el resultado de aceptar el "hermana, yo sí te creo" como ley no escrita. La caída en desgracia del portavoz es una consecuencia más de lo que ha hecho su corriente política para instituir la victimización cósmica de la mujer y la culpabilidad genética del hombre. Errejón cae a causa de la bazofia política que él mismo produjo.

Todo lo que se puede decir sobre la veracidad de las denuncias es lo que se infiere de la dimisión del diputado. De eso y de que se confiese poseedor de una "subjetividad tóxica", aunque bien se ocupa de atenuar su responsabilidad. Es culpa, viene a decir, de las exigencias de la política, del neoliberalismo y del patriarcado, tremendas cargas que le hacen ser, a la vez, pobre víctima del sistema y feo culpable de no haber podido liberarse del lastre para ser el hombre nuevo del sueño. Pero la cuestión de la subjetividad es importante, por lo que falta: no hay nada objetivo en su pliego confesional. No dice que se negara a poner la lavadora o a llevar el gato al veterinario. Dice que se "emancipa a menudo de los cuidados". No confiesa actos. Confiesa una subjetividad. Y eso es más que suficiente.

En los Procesos feministas, la objetividad no existe y, sobre todo: no tiene que existir. La subjetividad femenina denuncia y la subjetividad femenina condena. A Errejón lo condenan por hacer "desplantes" y "gaslighting" (hacer luz de gas, decimos aquí, pero esta gente tiene que copiar a las radicales norteamericanas). Lo condenan porque es muy simpático "para engancharte", incluso muestra afecto, pero "a las dos horas te echa de su casa". Lo condenan porque "te castiga con silencio e indiferencia", cuando "haces algo que no le gusta". Lo condenan porque "su forma de tener sexo te marca" y es "una forma de ejercer poder". Lo condenan porque "te pide prácticas humillantes y cuando te niegas, te monta números".

Nada se dice, en esta denuncia, de acoso, maltrato físico, agresión, violación ni nada parecido. Hay otra, anónima también, más concreta: el portavoz le metió mano y le tocó el culo. Esta denunciante pudo hacerse un Jenni Hermoso, aunque se ve que no se daba la constelación propicia. Pero la gran instancia para estas denuncias es el tribunal popular y populista que tanto hizo por poner en pie el partido de Errejón. Ahí, si cuadra que además tienes enemigos, te hacen la purga feminista y liquidan tu carrera. Como escribió Paul Hollander, "lo personal es político", máxima del feminismo radical, es "el legado más insidioso de la década de 1960".

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura