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RTVE o el atraco permanente

Su gestión es tan descarada como para no sólo tener un presupuesto multimillonario muy superior al de la competencia sino que, además, no es suficiente.

Es posible que en el futuro los amantes de la libertad y la democracia lleguen a valorar la nefasta presidencia de Pedro Sánchez por una razón concreta: su paso por la presidencia del Gobierno está sirviendo para evidenciar todos los errores de nuestra arquitectura institucional que permiten los abusos y que aventureros totalitarios pongan el riesgo la misma democracia.

Estos días, por ejemplo, estamos viendo cómo RTVE es uno de ellos y, como en casi todo lo demás, Pedro Sánchez y su banda están dispuestos a aprovecharse de ese resorte con un nivel de descaro y desvergüenza que era imposible prever para el legislador.

Desde luego la televisión pública nacional nunca ha sido un dechado de virtudes ni un ejemplo de nada, pero, con sus muchísimos defectos, jamás había caído en las cotas de sectarismo, manipulación y chabacanería en las que ahora se ha sumergido. En la vida había estado tan servilmente al servicio del Gobierno de turno, mentido tanto y desinformado con tal ahínco.

Pero es que, además, y esta es una de las novedades que aportan Sánchez y su banda: no es que esto ocurra en los programas informativos –copados por comisarios del régimen que podrían haber trabajado como agentes de propaganda de la URSS–, es que prácticamente toda la programación se pone al servicio de Moncloa: desde los programas de presunto humor, que se dedican a cargar contra la oposición, a los fichajes multimillonarios diseñados para minar a estrellas de otras cadenas que se atrevan a no ser igual de serviles con el Gobierno.

Por supuesto, cualquier atisbo de servicio público se ha sacrificado a estos fines políticos y RTVE se está convirtiendo a la carrera en la más ramplona y vulgar de las televisiones, en una búsqueda desesperada por captar audiencia a cualquier precio, ahí están la contratación multimillonaria de Broncano y, según se está confirmando estos días, la recuperación de un formato tan denostado y que había caído tan bajo como Sálvame. No puede haber mejor símbolo de lo que Sánchez y su banda de esbirros mediáticos entiende como una televisión de calidad.

Y encima, todo esto se hace con el dinero de los contribuyentes, en medio de una espiral de despilfarro y de sueldos estratosféricos y con una gestión tan descarada como para no sólo tener un presupuesto multimillonario muy superior al de la competencia sino que, además, no es suficiente: acaba de anunciar que necesita un rescate de 30 millones de euros con el que tapar el agujero económico creado por tanto despilfarro.

Todo mientras no se frenan los sueldazos, los fichajes multimillonarios y las pujas fuera de mercado por derechos de competiciones deportivas. Un escándalo.

Un presidente despótico y antidemocrático como Pedro Sánchez necesita una extensísima nómina de esbirros y sicarios para colonizar empresas públicas e instituciones. José Pablo López, presidente de RTVE, ha decidido ser uno de los más destacados y serviles de ellos. Para la historia quedará su papel lamentable en contra de la dignidad de los medios públicos y, sobre todo, de los contribuyentes que le pagamos su generoso sueldo.

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