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Izquierdita cobarde

Asco me da ver a todos nuestros progres proHamás pasar de puntillas sobre el martirio de los niños Bibas.

Asco me da ver a todos nuestros progres proHamás pasar de puntillas sobre el martirio de los niños Bibas.
Shiri Bibas y sus dos hijos, Ariel y Kfir, que han muerto a manos de Hamás después de ser secuestrados el 7 de octubre. | Hostages and Missing Families Forum

A todas las personas de izquierdas de España: ¿a qué esperan para condenar el brutal asesinato de casi toda la familia Bibas a manos de los perros asesinos (que no "milicianos", por favor…) de Hamás o para ponerse a la cola de Elon Musk para trabajar para Donald Trump? ¿No era esto lo que querían, con tanto "no a la guerra" y tanta tontería?

Empecemos por lo primero. Ya me imagino que les incomoda que les recuerde que los "suyos" se han cargado a una madre de 33 años, Shiri Bibas, y a sus dos hijos que el 7 de Octubre tenían respectivamente 4 años (Ariel) y 9 meses (Kfir). Lo hicieron además de la peor y más repugnante manera. Cuando la chusma terrorista entró a saco en los mismos kibutzim donde vivían, precisamente, los israelíes más de izquierdas, propalestinos, pacifistas y críticos con Netanyahu, Yarden Bibas, el marido de Shiri, el padre de Ariel y de Kfir, salió a pecho a descubierto a entregarse. Confiaba que con él ya tendrían bastante y dejarían en paz a su familia. Estaba convencido de haberlo logrado cuando sus secuestradores se lo llevaron en moto y le sometieron toda clase de perrerías. Siendo no menor la de hacerle creer que su sacrificio había puesto a salvo lo que más quería en el mundo. Cuando al fin se dignaron a revelarle la verdad, cruelmente le obligaron a grabar un vídeo contra su propio gobierno —el mismo que no ha parado hasta traerle a casa, incluso al precio de sacar de las cárceles israelíes a centenares de representantes de la hez de la tierra, subvencionados encima para serlo por la Autoridad Nacional Palestina—, y luego han deshonrado los cadáveres de sus hijos con actos de propaganda tan viles que hasta a Goebbels se le habría caído la cara de vergüenza.

No hay rehenes de primera y de segunda. Valen todos lo mismo. A mí me duelen tanto los Bibas como el hijo del argentino Itzik Horn que sigue en cautiverio, esperemos que vivo, o que los españoles difuntos Maya Villalobos e Iván Illaramendi, este último quemado vivo junto a su esposa, Dafna Garcovich. Etc. Pero es verdad que el caso de los Bibas es especialmente sensible y escabroso porque las posibilidades de supervivencia de niños tan pequeños, tan frágiles, eran tan asombrosamente bajas, que cualquiera con dos dedos de frente y uno de alma los habría dejado ir. Seguimos sobreestimando a esta escoria, como les sobreestimó Yarden Bibas.

Asco me da ver a todos nuestros progres proHamás pasar de puntillas sobre el martirio de los niños Bibas. O ponerse de perfil ante la evidencia de a dónde nos conducía y conduce la cultura del "no a la guerra". A ver cómo nos explica bien la señora Yolanda Díaz esto de aumentar el gasto en Defensa pero no en "esfuerzo belicista". O cómo justifican Pablo Iglesias y señora que lo que ellos han berreado siempre es lo que Trump propone ahora: que cada palo aguante su vela, y Zelenski al paredón.

Dicho sea de paso, qué bien le ha venido esto, una vez más, a Pedro Sánchez. Él y otros líderes europeos ya tienen excusa para endeudarse hasta la bandera con la excusa de asumir unas responsabilidades defensivas que realmente no hay intención de asumir. Esto van a ser los fondos Next Generation, segunda parte. Pero lo mejor para el actual inquilino de la Moncloa es ver cómo la izquierda a su izquierda chapotea en un mar de impresentables contradicciones. Esa izquierdita woke y cobarde que cancela todo lo que no le gusta, que llama facha a todo el mundo, menos a los que realmente lo son.

Ya veremos si Trump cumple realmente su amenaza de reducir Europa a un sanatorio de tullidos políticos. Pero mal lo tienen para criticarle los que han fallado a su más elemental deber continental y hasta humano. El discurso trumpista de que Ucrania no vale una misa ni un tanque es triste que lo haga el presidente de Estados Unidos. Pero más triste aún es que, en la práctica, lo lleven haciendo también muchos primeros ministros europeos que preferían el apaciguamiento —y el gas ruso— a una defensa responsable de la libertad. Si no hubiéramos traicionado a Ucrania, y a Israel, no nos veríamos en esta situación. El general Pétain no lo habría hecho mejor.

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