
No les quepa la menor duda: si Trump pone aranceles a las exportaciones de la UE, tendrá sus razones. Ya lo creo que las tiene. Y precisamente por eso habla del "día de la liberación" de EE.UU. de las dependencia de la UE en general, y de España en particular. ¿Cómo responderá Sánchez a los aranceles que imponga EE.UU.? Sospecho lo peor. Palabrería y más palabrería, o sea, agitación y propaganda contra Trump, pero escondiéndose en las faldas de la señora Ursula von der Leyen, sin duda alguna, la política con menos legitimidad de la UE para seguir presidiendo la Comisión. Nada bueno esperen de Sánchez y su protectora. La indeterminación política, democrática, a la que está sometiendo Trump al mundo europeo sólo puede ser contestada de dos maneras: o haciéndose los chulos, como Sánchez y la señora alemana, o haciendo genuina política, o sea negociando con dignidad con Trump. Si alguien optara por lo segundo, debería tomar ejemplo de Israel, es decir, no pondrían aranceles a ningún bien que llegara de EE.UU. ¿O acaso no son los aranceles recíprocos?
El problema de la casta política de la UE con los aranceles es sencillo de relatar: ni siquiera tiene conciencia de ser casta política. Hace lo contrario de lo que le pide la ciudadanía: hagan política, negocien. Si la clase política de la UE tuviera conciencia de sus deberes políticos, ya habría reaccionando; pero sólo espera que las bolsas de todo el planeta castiguen a Trump. ¡Creen antes en los mercados que en su poder de Estado! ¡Pobres diablos! No es un problema de bolsas lo que aquí se dirime sino de medidas fiscales. Por cierto, ¿cuál es la política fiscal común de Europa? Ninguna. Si hubiéramos tenido una política fiscal común, entonces podríamos haber contestado a Trump todos juntos, pero, como eso no existe, cada uno de los países de la fracasada Unión Europea, también España, tendrá que responder y negociar con la Administración de EE.UU. ¿Se imagina alguien a Sánchez negociando con Trump? Perdón por la pregunta…
¿Qué dirá, pues, Sánchez sobre los aranceles de Trump? Nada. O peor, ya ha dicho que se pondrá al frente de un "plan de contingencia", o algo parecido, para resistir a los aranceles de EE.UU. Mentira. Sánchez sólo provoca chanchullos y echarle la culpa a otros de sus irresponsabilidades. Por fortuna, las empresas españolas exportadoras de jamones y aceites a EE.UU., por poner solo dos ejemplos, están más preparadas que el entero gobierno de Sánchez para hacerse cargo de las repercusiones de los aranceles que les ponga Trump. Nadie, pues, entre en pánico, porque los gobiernos en general, y el de España en particular, tienen menos protagonismo en el comercio mundial que ciertas empresas españolas. Estoy convencido de que nuestras grandes empresas empezaron a tomar medidas sobre los aranceles de Trump el mismo día que éste los anunció.
Soseguemonos, pues, y déjense los plumillas de alarmar a la gente normal con el rollo de que Trump está convulsionando el comercio mundial en su contra. Lo dudo. No creo que los aranceles provoquen una mayor inflación en EE.UU. y menos todavía que aboquen a este país a una recesión con repercusiones mundiales. En cualquier caso, si los grandes exportadores españoles de bienes y servicios en EE.UU. se vieran gravemente afectados por los aranceles, tendrían la oportunidad, "destrucción creativa" (Schumpeter), de buscar mercados alternativos. ¿Les ayudaría Sánchez en esa tarea? Duele dar la respuesta.
