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El Papa Francisco y la banalidad del mal

Sin duda, no era un hombre malo, pero sí alguien que trasladó al poder vaticano los usos y costumbres del peronismo que admiró

Sin duda, no era un hombre malo, pero sí alguien que trasladó al poder vaticano los usos y costumbres del peronismo que admiró
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En la Divina Comedia, Dante Alighieri coloca a varios papas en diferentes círculos del Infierno, condenados por pecados graves, principalmente relacionados con la corrupción, la simonía y el abuso de poder. La inclusión de papas en el Infierno refleja su indignación con la politización de la Iglesia. Dante abogaba por una separación entre el poder temporal y el espiritual.

Contra Dante, un papa debe ser evidentemente un hombre religioso, pero también debe ser un hombre de política y poder. La cuestión indudable es que la religiosidad debe estar vinculada a Jesús, pero el dilema viene sobre los sesgos políticos. No es lo mismo estar como Wojtyla con Reagan y Thatcher que como Bergoglio con los dictadores de Venezuela y Cuba.

Al papa Clemente V lo condenó Dante por su sumisión al rey francés Felipe IV simbolizando la decadencia de la Iglesia. En el caso del papa Francisco se le asocia más con Putin, Hamás, Maduro, Cuba, la Sexta y Jordi Évole que con las democracias liberales y la economía de mercado. Si la izquierda que se declara anticlerical te llora, si la izquierda que proclama que la iglesia que más ilumina es la que arde te echa de menos, si la izquierda que impone la dictadura en nombre de la justicia social te aplaude es que algo has hecho mal.

Y lo que hizo mal fue someterse a la ideología woke y al multiculturalismo orando a la Pachamama, confundir la ayuda a los pobres con la reivindicación del socialismo, por no hablar de su cercanía a figuras siniestras de la extrema izquierda como Hebe de Bonafini o su apoyo a Milagro Sala, líder de la banda Tupac Amaru encarcelada por corrupción. No menos grave fue vender a la Iglesia clandestina china al Partido Comunista, como denunció el cardenal Joseph Zen. Hablando de vender la iglesia a poderes terrenales también deberíamos tener en cuenta su sometimiento al gobierno sanchista en España dejando que este asalte la basílica del Valle de los Caídos. En Venezuela, defendió una posición de neutralidad política ante la opresión del régimen bolivariano, instando al "diálogo" entre Maduro y la oposición como un vulgar Zapatero, olvidando el Apocalipsis "pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca".

Aunque lo más grave fue su silencio y meteduras de pata respecto al terrorismo islamista. Nunca alzó la voz con suficiente fuerza contra las persecuciones a los cristianos, como los asesinatos de católicos en África por grupos islamistas (por ejemplo, Boko Haram en Nigeria). Aunque Francisco condenó el fundamentalismo religioso en general, su enfoque diplomático era insuficiente frente a la gravedad de estas atentados. El colmo fue cuando tras los atentados islamistas contra la revista satírica Charlie Hebdo declaró que "si alguien ofende a mi madre puede esperarse un puñetazo, ni la libertad de religión, ni la libertad de expresión deben ser utilizadas para ofender a los demás". Por mucho menos Baltasar Garzón lo habría mandado detener por apología del terrorismo cuando el juez todavía no había sido expulsado de la judicatura por prevaricador.

También hizo cosas loables: permitió la comunión para divorciados en casos específicos, apoyó uniones civiles (no matrimoniales) para parejas del mismo sexo, reformó las finanzas vaticanas para reducir su opacidad y aplicó medidas de tolerancia cero contra abusos sexuales. Sin duda, no era un hombre malo, pero sí alguien que trasladó al poder vaticano los usos y costumbres del peronismo que admiró. Explicaba Hannah Arendt la banalidad del mal como la capacidad de personas comunes, sin motivaciones ideológicas profundas ni maldad intrínseca, de cometer actos atroces al actuar de manera irreflexiva, obediente o burocrática dentro de un sistema que normaliza el mal. Al fin y al cabo, Francisco era argentino, un país en el que se adora a terroristas como Che Guevara y se tiene como modelo a drogadictos como Maradona. Ahora se discute en Argentina si Francisco fue más grande que ambos, como ha defendido Javier Milei después de declararlo "representante del maligno en la casa de Dios". Otros, sin embargo, señalan a Messi. Nadie, a Borges. No solo se está argentinizando España, sino el mundo entero. Líbreme Dios de la tentación de condenar al Papa Francisco al infierno dantesco y espero que descanse en paz, aunque nosotros, con su legado sobre nosotros como una espada de Damocles, tranquilos no vamos a estar.

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