El Gobierno de España va a investigar por qué la canción israelí fue la más votada por el pueblo español en la final de Eurovisión. El enigma es peliagudo. De hecho, en Moncloa no dejan de preguntarse cómo ha podido pasar algo así, porque una reacción popular para fastidiar a Sánchez y llevar la contraria a la propaganda de RTVE queda descartado de raíz, claro. Debe ser algo más profundo y oscuro.
De momento, la brigada ligera del sanchismo está apuntando al Mossad, el servicio secreto israelí, como el responsable de un hecho que, por otra parte, ocurrió también en otros doce países, en todos los cuales Israel arrasó en el voto popular. Los ciudadanos franceses, británicos, belgas y azerbayanos, por ejemplo, decidieron otorgar la máxima puntuación a la cantante israelí, pero Sánchez no acepta que los españoles se hayan atrevido a hacerle una afrenta como la del pasado sábado. Aquí hay mucho que investigar.
Porque Sánchez vive estas bofetadas de realidad como un insulto personal; solo hay que ver la expresión de su cara cuando se siente humillado. Esa reacción psicológica convierte una anécdota como el certamen europeo de canción ligera en un ultraje que exige pronta satisfacción, por eso se han activado todos los protocolos de respuesta para defender la imagen del líder, menoscabada por un hecho festivo que cualquier otro gobernante aceptaría con humor.
Lo único serio de todo este asunto es que la izquierda española, la más zarrapastrosa de Europa (lo cual ya es mucho), odia a Israel por encima de sus posibilidades neuronales. El hecho de que la cantante israelí, Yuval Raphael, sea una víctima de la matanza terrorista palestina del 7 de octubre excita aún más el odio izquierdoso, porque los judíos tienen que dejarse matar para que la conciencia de los zurdos no sufra menoscabo.
Pero es que los israelíes no consideran conveniente dejarse asesinar en masa, incluso si esa circunstancia ofende a los socialistas, comunistas, perroflautas, indignados e induchados de todos los países. Al contrario, el Gobierno hebreo ha decidido hacer todo lo necesario para que los terroristas, del primero al último, paguen la carnicería que hicieron con casi mil personas asistentes a un festival de música. En ello están.
Vamos a ver qué resultados arroja la investigación abierta por RTVE, un ente digno de tal nombre, cuyos profesionales dan vergüenza ajena cada vez que se pronuncian sobre los asuntos que preocupan al sanchismo, como buenos lacayos que son. La investigación ya está abierta y las sospechas preliminares recaen, qué tontería, en los judíos. Dejemos trabajar a los anacletos del sanchismo. En última instancia, si no descubren una conspiración sionista siempre podrán encargarle una encuesta al CIS.