La información en exclusiva de Libertad Digital sobre las maniobras de las cloacas del PSOE contra la juez Biedma, instructora del caso del hermanísimo de Sánchez enchufado en la Diputación de Badajoz, describe a la perfección el funcionamiento hampón del sanchismo. El audio revela para qué sirve el fiscal general al que presidente se jactaba obscenamente de controlar y hasta qué extremos, todos fuera de la ley, están dispuestos a llegar para dinamitar las causas del hermano músico, la esposa "catedrática", Ábalos, Koldo, y demás amiguetes, incluyendo al propio fiscal general, Álvaro García Ortiz, a un paso también del banquillo.
Habrá más informaciones y más audios porque la degradación socialista es imparable, porque además de cloacas hay fosas sépticas con toneladas de material sobre las irregularidades, ilegalidades y pelotazos de toda clase y dimensión que señalan directamente al presidente del Gobierno, al secretario de organización socialista, el sustituto de Ábalos, Santos Cerdán, y al paso que vamos a cualquiera que tenga relación con Sánchez de dependencia, obediencia, connivencia o convivencia.
La crisis desatada por las sucesivas informaciones periodísticas sobre los escándalos protagonizados por el entorno de Sánchez sería terminal en cualquier otro país democrático, pero es que la democracia en España es un valor cada vez más despreciado por el Gobierno y por sus herramientas. De ahí la urgencia de manifestaciones como la convocada por el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, para el próximo 8 de junio en Madrid. Cualquier cosa que sirva para erosionar al sanchismo y acelerar su decadencia y salida del poder merece el apoyo de todos los demócratas. Aquí no debería haber siglas, sino razones y patriotismo democrático.
Cuanto más cercado está el presidente del Gobierno más peligroso se torna y más dispuesto a explotar todos los resortes del poder, legales o no, para retenerlo y para eliminar a sus enemigos. El manejo del fiscal Álvaro García Ortiz no es una anécdota, sino el modus operandi habitual de Pedro Sánchez, cuya concepción del poder y su ejercicio tiene que ver con la democracia lo mismo que un huevo con una castaña. Las correrías de la "fontanera" Leire Díez y sus "investigaciones" son el penúltimo capítulo del terrible deterioro institucional y democrático que causa la permanencia de Sánchez en el poder.
Habrá más revelaciones, más corrupción y más escándalos. En eso, el sanchismo es una auténtica garantía, una engrasada maquinaria de destruir todo lo que toca. Convendría estar a la altura de las circunstancias y no perderse en los meandros de las luchas cainitas en la derecha porque si, con todo lo que está saliendo, Sánchez consigue retener el poder, la democracia tal como la conocimos es historia.


