
Como con la opa del BBVA al Sabadell, como con la amnistía, la clave de todo este lío de Pedro Sánchez y la OTAN es el tiempo. No es lo mismo que la opa salga adelante ya o de aquí a dos o tres años. No es lo mismo declarar la amnistía constitucional que aplicarla en la práctica. Cada mes o incluso cada día que Sánchez gana con todas estas pelotas en el aire, mantiene sus bazas de elegir cuánto le conviene alargar la legislatura. Incluso se reserva banderines de enganche para una campaña electoral que quién sabe si ya ha empezado.
Lo que ha pasado con el dichoso 5% del gasto de Defensa es una obra maestra del doble o incluso triple lenguaje. Está claro que el 2'1% ni se acerca al 5. Pero si firmas la "hipoteca" de aquí a 2035, todo el mundo lo puede vender cómo le da la gana. El banco dice que quiere cobrar 5 al final. Tú dices que pagarás 2…de momento. Vamos, que ni la "financiación singular" catalana. O el gato de Schrödinger.
¿Por qué ha colado? Seguramente, por una variedad de razones que se resumen en una: la impresionante hipocresía europea y mundial. Vamos a ver, apoquinar un 5 por ciento de Defensa no le viene bien a ningún líder de la UE. Otra cosa es que les dé miedo pasarse ni un pelo con Donald Trump. Si un Sánchez en el alero, lanzado al funambulismo de autor, asume el siempre muy agradecido en España papel de "poli malo" con los Estados Unidos, los demás pueden poner cara de polis buenos, y hasta mandarse por privado mensajes de amor con el temperamental habitante de la Casa Blanca. Así se salvan a la vez la cumbre de la OTAN, la cara y los presupuestos de todos y cada uno.
Suerte tienen, por supuesto, que en el fondo a Trump le da bastante igual. Europa es la más insignificante de sus preocupaciones y ahora mismo está mucho más pendiente de Oriente Medio. De no ser así, no estaría amenazando con vagas represalias comerciales. Estaría cerrando directamente las bases militares americanas en España y llevándoselas a Marruecos.
"OTAN no, bases fuera"… ¿se acuerdan? Las bases son el húmedo cuarto oscuro de la relación secreta entre España y Estados Unidos. En los primeros tiempos de Franco, su importancia tenía que ver con la guerra fría. Cuando la guerra fría se desinfló, pasaron a importar porque servían para que aviones americanos fuesen en ayuda de Israel. Astutamente, Franco hacía como que no se enteraba. Igualito que Zapatero cuando se les daba de más antiyanqui que nadie, pero permitía vuelos secretos de la CIA en nuestro espacio aéreo y mandaba a su caniche Moratinos a suplicar mimos a Washington. Hasta Carme Chacón llegó a hacerse ilusiones de abrir todavía más bases USA en España. Los americanos le enfriaron las ilusiones y la mandaron a tomarse una tila.
En la última refriega con Irán, las bases americanas en España han vuelto a cumplir un papel muy estratégico, y es posible que sólo por eso Sánchez haya entrado y salido de la cumbre de la OTAN llevándose algún rasguño aparatoso, pero ningún puñetazo significativo. Para nada ha sido David contra Goliat. Si acaso Torrente frente al Joker.
Y aquí seguimos, pasando calor, encantados de habernos conocido y felices de que nos mientan en nuestra cara. Cultivando una política exterior de dibujos animados y un hipócrita pacifismo vacío que nos convierte en mercaderes de los derechos humanos a la carta. Alguno me ha llegado a decir que él va a favor de Hamas y contra Israel por lo mismo que es del Atleti. Pobre Atleti.


