
Попучик (pronunciado paputchiki).'Compañeros de viaje'. Así se conocía a los intelectuales antifascistas que fueron manipulados y captados por Willi Münzenberg, el comunista alemán que estuvo a las órdenes de Lenin y de la III Internacional en los años treinta. En España, ese proselitismo para el PCE lo haría -a mediados del siglo pasado- Jorge Semprún (alias Federico Sánchez). "Semprún reclutó, antes que a ninguno, a Enrique Múgica, que tuvo la intuición de ir a pescar entre los rebeldes sin causa de Falange. Les hacía ver lo que había de socialista en su pensamiento y los dejaba desconcertados. Entonces llegaba el artista 'Federico' y los seducía". Uno de ellos fue Javier Pradera, que años después sería el pope de El País. (Luis Alemany. Queridos camaradas. El Mundo, 17 de agosto 2020)
Les reproduzco un párrafo de la edición digital del Izvestia (órgano de prensa del Soviet de Petrogrado en 1917, del Gobierno soviético hasta 1991 y ahora en manos privadas controladas por Putin). Es del pasado 25 de junio y analiza la cumbre de la OTAN en La Haya: "El gasto adicional en defensa se financiará con cargo al gasto social. Esto ya está ocurriendo en Alemania y también se espera de otros miembros de la Alianza. Según afirmó Artem Sokolov (investigador principal del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia) para la mayoría de los países se trata de una redistribución de fondos presupuestarios bastante sensible". Sensibilidad que se encargan de estimular y llegado el caso, exacerbar, las terminales políticas y mediáticas rusas. En Alemania se intensifican las manifestaciones convocadas por el partido Die Linke (La Izquierda, herederos de los comunistas del SED que levantaron El Muro). Denuncian que habrá recortes sociales. Por su parte, la neonazi Alternativa por Alemania convoca a los suyos exigiendo el cese de la ayuda militar a Ucrania. El pasado mes de abril, la Munich Peace Alliance (que huele a montaje putinesco) desfilaba portando banderas rusas y pancartas con el lema: "Putin Our Friend". "El pacifismo ante Putin es una trampa rusa", afirma la especialista en historia de la Unión Soviética Anne Applebaum.
En 1981 el Politburó del Partido Comunista de la URSS puso en marcha RYAN (Raketno Yadernoye Napadenie. En español: Ataque nuclear con misiles). Una operación de inteligencia diseñada por el KGB de Yuri Andropov. Su objetivo era detectar, prevenir y neutralizar un ataque aliado por sorpresa. En Europa se iniciaba el despliegue de los misiles estadounidenses Tomahawk y Pershing II. La infiltración en el movimiento pacifista fue una pieza clave de RYAN y en la República Federal Alemana el trabajo lo hizo la Oficina Central A de la Stasi. La serie de televisión Deutschland 83, que narra las peripecias de un agente encargado de espiar a un alto mando de la OTAN, retrata el control que la Stasi tenía sobre los pacifistas alemanes.
El presidente del Gobierno español no es un intelectual antifascista. Seguro que no es fácil manipularlo para embaucarle con un ideal. Es más, es muy posible que el único ideal que tenga sea el de mantenerse en el poder a cualquier precio. No da el perfil de un paputchiki, de un compañero de viaje y sin embargo cumple con creces lo que sus socios comunistas esperan de él. Su negativa al aumento de la inversión en defensa contribuye a desestabilizar la OTAN y es un activo para la estrategia de infiltración y desinformación rusa. "La alianza se enfrenta a su crisis más peligrosa en 75 años", titulaba Izvestia el pasado 25 de junio.
Cuando el presidente Sánchez afirma que han sido las Fuerzas Armadas quienes han fijado el 2,1% del PIB para gasto en defensa, no solo miente. Oculta que ese porcentaje se aprobó en la cumbre de la OTAN en Gales en septiembre de 2014. Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales, en su análisis de las conclusiones de esa Cumbre, afirmaba que: "La lógica política de crear un enemigo común para aunar la cooperación militar entre los aliados solo puede dar resultado si se cumplen dos condiciones: a) que la amenaza sea real y b) que sea percibida como tal por todos los miembros de la Alianza". Pese a que en marzo de 2014 Rusia había concluido la anexión de Crimea y en abril comenzaba la guerra del Dombás, ese "enemigo común" todavía no era percibido como tal por los dirigentes políticos de la OTAN. Sí por los militares. Aun así acordaron aumentar el presupuesto de defensa en un 2%. Lo firmó el presidente Rajoy. Al mes siguiente -octubre de 2014-, Pedro Sánchez declaraba en El Mundo: "Falta más presupuesto contra la pobreza, la violencia de género... Y sobra el Ministerio de Defensa".
Hoy, ese "enemigo común" es una temible realidad. "Hay una vieja regla: allí donde pisa un soldado ruso, es nuestro", declaró Putin el 20 de junio en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, mientras continua machacando al pueblo ucraniano. Polacos, finlandeses, suecos… sienten la amenaza del imperialismo ruso. La OTAN urge a los aliados para que incrementen su inversión en defensa y Sánchez se descuelga con un 0,1%. Una décima. Porque el 2% ya debería estar consolidado en esos Presupuestos Generales que no tiene. Si nos fijásemos más en lo que dice y no en cómo sale en la foto, lo entenderíamos. El porcentaje es la excusa. "Las amenazas que tiene España tienen que ver con la lucha contra el crimen organizado, contra las mafias que trafican con seres humanos, … tiene que ver con una serie de cuestiones en las que no necesitamos más fragatas… necesitamos más inteligencia,… No necesitamos, quizás, tanta Defensa y sí Defensa y Seguridad". Él no percibe como los demás la amenaza rusa. En resumen: los del flanco oriental van que chutan, que ya les hemos enviado 3.000 efectivos y no dan muestras de ser "empáticos con otra realidad -la nuestra- que es distinta a la suya". ¿Alguien duda de que si Putin atacase un país miembro de la OTAN Sánchez se pondría de perfil? ¿Que evitaría que los soldados españoles entrasen en combate? De producirse esa tesitura contaría con el apoyo de los dos extremos, a izquierda y derecha.
Días antes de la cumbre de La Haya, agentes de inteligencia alertaban, en declaraciones anónimas a la prensa, que "el Gobierno es el mayor enemigo de España, es la principal amenaza". Jueces, fiscales, la UCO y ahora también los altos mandos militares (responsables del 2,1%, "No lo digo yo…"). Es el Estado Profundo que alimenta su paranoia. El PCE le exige que confronte con ellos, que los "regenere". Sánchez tentará a la suerte. Temeroso. No ignora que a todo paputchik le llega su Maslenitsa que, como ustedes saben, consiste en la quema de un espantapájaros para celebrar el fin del invierno en Rusia.
