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Nos matan de aburrimiento

Es evidente que nuestra izquierda radical, o lo que es peor, burocrática, amparadora de crímenes e insensible a toda nobleza, da verdadero asco.

Nos informan los estudiados que aburrir viene de abhorr­êre y que, en origen, más que con hastío tiene que ver con aversión hacia algo, un algo que eriza el pelo porque lo aborrecemos, otra derivada. Con la costumbre, la malquerencia degenera en fastidio y cuando la molestia es crónica, roza el tedio y la inapetencia.

En eso he pensado cuando trato de discurrir sobre el porvenir de España y de su democracia. En este clima tórrido en el Sur y tormentoso en el Norte, no vemos más que las porquerías de una izquierda podrida hasta las entrañas y por el otro, no percibimos otra cosa que la indiferencia de las derechas hacia unos valores que, si se extinguen, nos extinguirán a todos.

En este tráfico vertiginoso de memes y de podcasts, gigantes o diminutos, mis amigos me han mandado un discurso de Giorgia Meloni, la presidenta del gobierno italiano. Hasta Pérez Reverte, díscolo y descreído, se ha rendido ante la rubia de Roma. No he sabido si la alocución era de ayer o de hace cuatro meses o más. La verdad es que me da igual. Es la sustancia lo que importa.

¿Que qué ha dicho? Nada que no se sepa pero que, puesto en orden y con la pasión debida, anima, da vida, insufla ilusión, construye entusiasmo. Sí, Meloni defiende la civilización occidental, la resultante de la filosofía griega, del derecho romano y la religión cristiana, que es una civilización que, a pesar de sus errores y terrores, es la defensora de la libertad y cada persona que la ejerce.

Textualmente, "Amigos míos, sigo creyendo en Occidente. No solo como un espacio geográfico, sino como una civilización. Una civilización nacida de la fusión de la filosofía griega, el derecho romano y los valores cristianos. Una civilización construida y defendida durante siglos a través del genio, la energía y los sacrificios de muchos".

Y seguía sosteniendo que para nosotros los occidentales, "la vida es sagrada. Todos los hombres nacen iguales y libres. La ley se aplica a todos por igual. La soberanía pertenece al pueblo y la libertad se antepone a todo lo demás. Esta es nuestra herencia y nunca pediremos perdón por ello".

Más sobre más: "Nunca nos avergonzaremos de quienes somos. Afirmamos nuestra identidad y trabajamos para fortalecerla. Sin una identidad profundamente arraigada, no podemos volver a ser grandes. La izquierda radical quiere borrar nuestra historia, socavar nuestra identidad, dividirnos por nacionalidad, género, ideología, pero no nos dividiremos porque somos fuertes".

No me extraña que el exitoso escritor haya sentido el impulso de ser italiano. Sabemos que el diablo está en los detalles y que detrás de estas generalizaciones emotivas, late el pormenor, la concreción, la minucia que lija los sueños y la ilusión y nos deja a los pies de los caballos de la realidad de unos seres humanos, los occidentales entre ellos, que distamos mucho de lo que creemos ser.

Lo que nos pasa es que estamos tan sumidos en el fango de partidos y gobiernos que cuando alguien eleva el listón espiritual y nos señala una meta noble, un fin deseable, un propósito decente, nosotros mismos nos sentimos capaces de hacer las mejores cosas por esta civilización que parece agonizar ante nuestros ojos.

Es evidente que nuestra izquierda radical, o lo que es peor, burocrática, amparadora de crímenes e insensible a toda nobleza, da verdadero asco. Pero acaba de celebrarse el congreso del PP y ¿ha suscitado en alguien, con la cabeza y el corazón en su sitio, algo más que aburrimiento y premonición de que insisten en gestionar en vez de reformar en profundidad?

Mi compañero filósofo, poeta e hijo de poeta, Jesús Tejada, nos dialogaba en nuestro chat: "La ética griega, el derecho romano y la fraternidad cristiana brillaron por su ausencia por ejemplo en el Congo belga y ahora tras la descolonización se nos devuelve, actualizada por la corrupción local, la situación de reparto y explotación en África con todas sus consecuencias..." Muy cierto. Para llegar aquí hemos hecho sufrir y sufrido mucho. Pero se ha logrado algo que conduce a una renovada civilización.

Pero seguía: "Es verdad, por otra parte, que el socialismo ha muerto de éxito y que al quedarse sin discurso tiene que recurrir a causas discutibles, pero creo que, al margen de eso, no es una cuestión de izquierdas y derechas sino de una verdadera renovación democrática del Estado social de derecho lo menos ideologizada posible. En cuanto al caso actual de España, ¿cómo acometer esa tarea? Nuestra historia reciente y la situación actual son exasperantes. "

Sí, amigo. Pues tampoco lo sé, pero sé una cosa: "Que no es esto, no es esto". No es el centro centrista central centrado. Es como lo de Meloni, pero no hay nadie que la traduzca al español. Mientras tanto, morimos aburridos de tanto aborrecimiento.

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