El mismo presidente de la Generalidad catalana que pretende romper la caja común y dotar a su región de un concierto económico contrario a toda noción de solidaridad entre regiones, es el que tiene el cuajo de afirmar que "debemos poner freno a la competencia desleal de Madrid". Salvador Illa no tiene empacho en atacar a la Comunidad de Madrid y a su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, para desviar la atención sobre sus continuas cesiones a los separatistas y sobre la deriva de Cataluña, que avanza a pasos agigantados hacia el horizonte marcado por los golpistas en 2017.
Los socialistas sostienen que la amnistía y el gobierno de Illa han normalizado la situación política y social en Cataluña. Cierto si a lo que se refieren es a la normalización de la impunidad de los golpistas, el incumplimiento sistemático de las sentencias lingüísticas, el aplastamiento del constitucionalismo, la insolidaridad con el resto de España y el supremacismo que aflora de forma obscena en contenciosos como el de las pinturas murales del Monasterio de Sijena.
En Cataluña se han consolidado las formas políticas impuestas por los separatistas durante el "Procés" y una de esas formas es el ataque a la Comunidad de Madrid por lo que representa el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso en términos de solidaridad económica y equilibrio fiscal. Madrid no es un infierno fiscal mientras que todos los actores económicos recelan de Cataluña por la voracidad recaudatoria de sus autoridades y por los planes de desconexión fiscal. Eso sí, desconexión una vez el conjunto de los ciudadanos de toda España abone la ingente deuda autonómica gestada durante décadas por gobernantes irresponsables como Pujol, Mas, Puigdemont y sucesores, entre los que se cuenta este Illa. Tras viajar a China y rendir pleitesía a los prebostes del brutal régimen comunista tiene el cuajo de acusar a la Comunidad de Madrid de "acumulación insolidaria" acompañada de "rebajas fiscales que alteran la competencia entre territorios", según ha declarado a un diario nacionalista.
En los ataques a Isabel Díaz Ayuso sigue Illa el guión que le ha marcado su amigo y presidente del Gobierno Pedro Sánchez, con quien va a pasar unos días de vacaciones en Lanzarote en los que también estará presente José Luis Rodríguez Zapatero, ahora mismo el principal negociador con Carles Puigdemont a falta de un sustituto para Santos Cerdán que tenga el visto bueno del prófugo. Ese es el nivel, un trío siniestro formado por un presidente acorralado por la corrupción y por escándalos democráticos inéditos como el del fiscal general del Estado; por un expresidente del Gobierno convertido en embajador de los regímenes más siniestros del mundo; y por un presidente de la Generalidad y exministro de Sanidad al que persigue la sombra de la corrupción en los contratos de material sanitario durante la pandemia y que sigue al pie de la letra los designios independentistas en materia económica, lingüística e identitaria.
La presidenta de Madrid ha respondido con rigor a este nuevo ataque de Illa. La Comunidad de Madrid supone el 70% de la caja común y aporta el 80% de su recaudación fiscal. Nada que ver con Cataluña, que acumula deuda mientras abre "embajadas" en China y sube impuestos mientras clama en vano que regresen las empresas que huyeron de Cataluña durante el golpe. La realidad es que Cataluña podría ser como Madrid. De hecho, en otra época la región catalana fue uno de los motores de España. Pero eso se acabó incluso antes del Procés. Además, se requeriría de una seguridad jurídica y una estabilidad institucional que es imposible con socialistas y separatistas a los mandos. Nada que ver con la Comunidad de Madrid a pesar del Gobierno de Sánchez y Puigdemont y la Generalidad de Illa y Junqueras.

