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EDITORIAL

El Gobierno y Huawei, una relación peligrosa para España

Las relaciones con Huawei son una muestra más de que la política exterior del Gobierno no tienen que ver con las tradicionales de España.

El contrato de gestión de las escuchas judiciales y policiales suscrito por el Gobierno con la empresa china Huawei ha disparado todas las alarmas tanto en los Estados Unidos y el Reino Unido como en países de la Unión Europea como Francia, Alemania y Suecia. El gigante tecnológico chino tiene una vinculación directa con su Gobierno y está obligado a colaborar con los servicios de inteligencia de Pekín. En el Ejecutivo de Pedro Sánchez restan importancia a las advertencias de los países aliados y mantienen contra viento y marea su colaboración con Huawei.

Son muchas las conexiones entre el Gobierno socialista español y la empresa tecnológica. La pareja de José Manuel Albares, ministro de Exteriores, trabajó para Huawei y quien fuera jefe de seguridad en la Moncloa en época de José Luis Rodríguez Zapatero, Segundo Martínez, trabaja para Huawei. Otra vez la larga sombra del expresidente del Gobierno y embajador de regímenes totalitarios. Zapatero ha sido un actor clave en los negocios con Huawei, empresa cuya relación cultiva el socialismo español con especial esmero. No hay más que reparar en la visita que realizó el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, a la sede central de la compañía en su último viaje a Pekín. Se da la circunstancia de que a la cita no se dejó asistir a la prensa ni se facilitaron siquiera imágenes de cortesía.

Las relaciones con Huawei son una muestra más de que las políticas exterior y de seguridad del Gobierno se adentran por derroteros que nada tienen que ver con los tradicionales aliados de una España alineada, al menos hasta ahora, en el bloque occidental. Como con todo en el sanchismo, el cambio de rumbo no ha sido debatido en el Congreso ni sometido al más mínimo consenso con la oposición. Sánchez hace y deshace a su antojo, como con Marruecos y el Sahara o como con Israel o Argentina. Por su cuenta y riesgo está alterando los ejes diplomáticos de España al tiempo que trata de erigirse en una especie de centinela socialista internacional. Su ego por encima de los intereses nacionales.

Que se haya descartado definitivamente la compra a los Estados Unidos de los aviones de combate F-35, los más avanzados del mundo, es otra muestra del peligroso giro internacional del sanchismo. El Ministerio de Defensa alega que buscará alternativas europeas. Ese cambio, junto a las reticencias ante la subida en gasto de Defensa que exigen los Estados Unidos y la OTAN, pueden tener consecuencias desastrosas. Ningún gobernante expone tanto a su país como hace Sánchez con España. Carece de todo sentido que entregue las escuchas judiciales y policiales a China y también carece de sentido que renuncie a comprar unos aviones imprescindibles para sustituir los anticuados aparatos del Ejército del Aire. En medio de un rearme mundial generalizado, Sánchez parece estar invitando a los enemigos de España a aprovecharse de las debilidades de un país cuyo Gobierno desprecia la seguridad de sus ciudadanos.

Nota de fuentes de Exteriores: "Ni el ministerio de Asuntos Exteriores, ni el ministro Albares tienen ninguna relación con Huawei, ni la han tenido nunca. Su pareja no tiene tampoco ninguna relación con Huawei."

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