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José García Domínguez

Una España sin españoles

España se va a acabar no por el separatismo catalán y vasco, esos ruidosos tigres de papel. España se va a acabar porque no tiene hijos nadie.

La ministra de Vivienda Isabel Rodríguez. | Europa Press

En esta España alegre y faldicorta, la que va como un cohete, resulta que la edad promedio de emancipación de los llamados jóvenes ya asciende en este preciso momento a los 35 años. Un poquito más de pólvora al cohete de la macroeconomía prodigiosa, solo un poquito más, y el personal seguirá viviendo en casa de los padres después de haber cumplido los 40. Lo dice un papel que acaba de publicar el Consejo de la Juventud de España, que es algo así como la OJE de cuando Franco pero en progre y socialdemócrata; o sea, una fuente estadística perfectamente oficialista y libre de toda sospecha bulera.

Que ahora mismo la gente se esté marchando a vivir fuera del nido paterno en un instante vital en el que no resultaba tan extraño toparse ya con abuelos y abuelas primerizos, allá a finales del siglo XX, no resulta solo triste. Es una genuina catástrofe nacional solo equiparable a las situaciones extremas de precariedad material que tuvo que sufrir la generación inmediatamente posterior a la Guerra Civil. España se va a acabar no por el separatismo catalán y vasco, esos ruidosos tigres de papel. España se va a acabar porque no tiene hijos nadie y va a seguir sin tener hijos nadie. ¿O acaso alguien fantasea con que van a engendrar muchos bebés en el futuro todas esas presuntas jóvenes de 35 años que esta noche estarán viendo una serie de Netflix mientras mamá les prepara la cena.

Las élites políticas todavía no se han dado cuenta de que el problema que tenemos aquí no es de vivienda, sino existencial. Simplemente, si esto continúa así, vamos a desaparecer en tanto que comunidad nacional con montones de siglos de historia a sus espaldas. Aunque si los españoles, los españoles de verdad, no van a poder tener hijos por la muy prosaica razón de que no podrán acceder a un techo bajo el que guarecerse, entonces tampoco la nación merecería seguir existiendo. Habitantes, y muchos, seguirá habiendo en esta península. Pero que vayan a restar todavía españoles, esa será otra cuestión.

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