Menú

El incomprensible crecimiento de Vox

Hay algo muy serio que el electorado de Vox parece olvidar por completo y es crucial: que, a través de Orbán, el partido está financiado por Moscú.

Hay algo muy serio que el electorado de Vox parece olvidar por completo y es crucial: que, a través de Orbán, el partido está financiado por Moscú.
Abascal, junto al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. | Europa Press

Se alegan muchas razones para explicar que Vox crezca tanto en las encuestas y que no lo haga a costa del PP. Se puede argumentar que la inmigración ilegal preocupa mucho a algunos sectores ciudadanos y el único claramente dispuesto a combatirla es Vox. Se aduce que el votante de izquierdas se está hartando de que sus partidos defiendan políticas identitarias y buenistas y descuiden sus necesidades de vivienda, seguridad, trabajo y capacidad adquisitiva. Y se añade que el único que pelea por ellos con visible denuedo es Vox. Además, se dice que el mensaje del PP es vacilante, oscuro y contradictorio.

Sin embargo, hay algo muy serio que el electorado creciente de Vox parece olvidar por completo y que es crucial a la hora de votar. Y no es otra cosa que la evidencia de que, a través de Viktor Orbán, el partido está financiado por Moscú. Puede que a algunos electores les guste el cristianismo de guardarropía de Putin y el amparo que presta a la iglesia ortodoxa con el patriarca Kirill al frente. Y que les plazca el modo en que defiende los valores tradicionales y se opone al matrimonio de personas del mismo sexo. Puede que disculpen la anexión de Crimea y la invasión de Ucrania pues a fin de cuentas ambas formaron casi siempre parte de Rusia. Pero lo que no deberían ignorar es que el Kremlin apoyó con todos los medios a su alcance el golpe de Estado que los nacionalistas catalanes intentaron en 2017. Un agente del GRU –espionaje militar ruso– llegó a ofrecer a Puigdemont 10.000 soldados con los que defender a la joven república y un flujo de criptomonedas para financiar la independencia.

Está mal votar a un partido que sea financiado por una potencia extranjera. Fue un escándalo que el PSOE recibiera dinero de la Alemania de Willy Brandt. Fue igualmente inmoral que Podemos fuera financiado por Irán, aunque no lograra probarse en términos penales. Pero, Alemania no nos quería ningún mal, sino tan sólo fortalecer a los socialistas para evitar que el PCE –y por él la URSS– se adueñaran de la bandera de la izquierda en España. Esto era algo que, tras la experiencia italiana, preocupaba mucho a Washington. Irán es otra cosa y no cabe duda de que nos deseaba lo peor, pero al menos lo hacía en términos generales y por eso financió a Podemos y no a un partido independentista. Lo de Rusia es mucho más grave. No es que nos odie, es que quiere acabar con la unidad de España. Es verdad que lo hace por perjudicar a la Unión Europea, pero el caso es que, por darle un pellizco a Bruselas, se propone liquidar a nuestra nación. No se alcanza a comprender como un electorado aparentemente tan opuesto al secesionismo que padecemos puede votar a un partido que se deja financiar por una potencia que ansía partirnos en dos. Y lo hace encima arriesgándose a que la división de la derecha vuelva a dar la investidura al dañino Sánchez. Es incomprensible.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal