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Si quieren ayuda... la gasolina política del Gobierno

Estamos frente al Gobierno del "si quieren ayuda, que la pidan", ante unos ministros que insultan, amenazan con y se ponen como ejemplo de respuesta.

Después de casi una semana de incendios desatados por media España ha quedado claro que el único objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez es sacar tajada política de la tragedia. Las invectivas del ministro de Transportes, Óscar Puente, forman parte de una estrategia premeditada.

Como ya ocurriera con la gota fría de Valencia, el Ejecutivo contempla la desgracia como algo absolutamente ajeno a sus competencias, como si lo que está sucediendo no tuviera nada que ver con su falta de previsión, de inversión, de presupuestos y de capacidad de respuesta. La táctica de señalar a las Comunidades Autónomas y derivar toda responsabilidad por acción u omisión hacia ellas no es novedosa. Ya ocurrió durante la pandemia del coronavirus y fue evidente con la gota fría.

Ahora ocurre exactamente igual. Estamos frente al Gobierno del "si quieren ayuda, que la pidan", ante unos ministros que insultan, amenazan con retirar competencias y se ponen como ejemplo de respuesta ante las catástrofes. Las intervenciones de Óscar Puente, Óscar López, Grande-Marlaska y Félix Bolaños son una prueba irrefutable de las verdaderas intenciones del Ejecutivo, que sólo pasan por desgastar al rival político, intoxicar a la opinión pública y presentar al PP como un partido incapaz de afrontar situaciones críticas.

Lo dice el Gobierno que negaba la pandemia días antes de declarar el confinamiento, que ponía en duda el efecto de las mascarillas cuando era incapaz de conseguirlas, que cerró el Congreso y que fulminó al teniente coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos por negarse a filtrar datos sobre la investigación judicial por la manifestación del 8 de marzo del año del coronavirus. Estamos hablando del Gobierno que preside el Galgo de Paiporta, del Gobierno que reaccionó tarde y mal ante la DANA, que retuvo medios materiales y humanos de su competencia que podrían haber contenido muchos de los efectos de aquella catástrofe de haber actuado desde el primer momento.

Que los ministros de ese Ejecutivo vayan por los medios amigos dando lecciones de responsabilidad y rigor es un insulto agravado por las complicaciones burocráticas para acceder a las ayudas económicas oficiales cuando ocurre una tragedia, unas ayudas que son más propagandísticas que reales. Ni son capaces de reaccionar a tiempo ni son capaces de gestionar el día después. Lo único que tienen es la "política" entendida a su manera: los bulos, el fango, el modelo Puente, no decir nunca la verdad y negarlo todo.

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