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No son errores. Son perversidades

Entrar en una guerra es fácil, pero salir es muy complicado. La salida de esta guerra, como sabe cualquiera que haya estudiado, está siendo muy difícil.

Entrar en una guerra es fácil, pero salir es muy complicado. La salida de esta guerra, como sabe cualquiera que haya estudiado, está siendo muy difícil.
Donald Trump escucha a Vladimir Putin durante la conferencia de prensa conjunta en Alaska. | EFE/EPA/GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN POOL

Pensemos. Es un decir. Meditemos. Esto es otra cosa. Escribamos. Es necesario. Vital. Sé, o mejor, sabemos que "vivimos en la forma precaria del momento" (Jorge Guillén). No conozco otra forma de pensar, meditar y escribir. Arriesgo todo. Yo soy poco, nada, ante la realidad. Vivimos en vilo. Simplemente, digo no. Voy contra corriente de los sabihondos y ególatras analistas políticos de España. Todo lo saben sobre Trump y nada ignoran sobre el futuro de Rusia y Ucrania. Pobres. Coinciden estos periodistas en un desprecio absoluto de la política nacional e internacional de Trump. Han sido incapaces de hallar alguna novedad en la política arancelaria de EE.UU. y, de paso, criminalizan ahora a Trump por haberse entregado, según ellos, a ciertas demandas de Putin para terminar con la guerra en Ucrania. El encuentro entre Trump y Putin es despachado como un absoluto fracaso. El Mundo, ese simulacro de periódico, redactado con instinto bermejo por muchachotes llegados de El País, lo tiene claro: "Trump fracasa en su diplomacia de apaciguamiento con Putin". El País, el diario al servicio de Sánchez, el político más deslegitimado de Europa, suscribe el tono y el fondo de El Mundo con este titular: "Trump asume el guión de Putin para alcanzar la paz en Ucrania". La famosa cabecera centenaria de la prensa española, ABC, sigue a pies juntillas, siempre con la mayoría, a sus colegas: "Trump propone a Zelenski que ceda más territorio para detener la guerra". La prensa española de papel no espera a próximas reuniones sino que desprecian incluso que Trump, este lunes, recibirá a Zelensky, acompañado de otros líderes europeos, en la Casa Blanca. Para que esperar el desenlace. Ellos ya lo saben todo. Trump es un "muñeco", viene a decir estos analistas, en las manos de Putin.

La reunión del viernes pasado entre Trump y Putin no ha servido para nada. Si esto fuera así, entonces deberíamos entender que la entrevista entre Zelensky, acompañado por líderes de la UE, con Trump es un teatrillo en favor de Putin. No puedo creerlo. No quiero creerlo. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro británico, Keir Starmer; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; y el presidente finlandés, Alexander Stubb, o sea, todos los que han confirmado que viajarán a Washington con Zelensky, son unos malos actores, unos imbéciles, que engañan a sus respectivos pueblos. No lo puedo creer. No quiero creerlo.

Entrar en una guerra es fácil, pero salir es muy complicado. La salida de esta guerra, como sabe cualquiera que haya estudiado un poco de historia de la guerra, está siendo, naturalmente, muy difícil, pero, si sale, si se llega directamente a un acuerdo de paz, nadie podrá negar, y menos que nadie los historiadores futuros de la democracia, que ha tenido un agente clave, un nombre que pasará a la historia, y no será Putin ni Zelnsky, ni ningún otro dirigente europeo o asiático, sino que será Donald Trump. Este nombre, exactamente, es el que la izquierda mundial, con el Partido Demócrata de EE.UU. a la cabeza, no quiere reconocer. Por eso, la izquierdona totalitaria y la derechona acomplejada arremeten con estulticia y odio contra el único dirigente del mundo que no sólo criticó siempre esta guerra, sino que también fue el primero en reconocer que era su obligación ayudar a terminarla. Y nadie, por listo que se considere, negará que ha dado los pasos fundamentales para conseguirlo. ¡Cómo no pedir el Premio Nobel de la Paz para Donald Trump! ¡No veo otro modo de salvar el poco prestigio que aún le queda a este premio!

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