La directora general de Protección Civil y Emergencias del Ministerio de Interior, Virginia Barcones, se ha erigido en la portavoz más cualificada del socialismo de los bulos y del Gobierno del fango. La estrategia gubernamental pasa por sacudirse toda responsabilidad sobre la falta de medios y la tardanza en movilizarse ante los fuegos. El Ejecutivo ha adoptado las mismas actitudes que en la gota fría de Valencia. Se trata de culpar de todas las negligencias a las comunidades autónomas, señalar sus carencias y acusar a sus autoridades de incompetencia en el uso de los medios aportados por el Estado.
El primer elemento en reaccionar en esa línea fue el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien fiel a su principal dedicación, insultar en las redes sociales, cargó contra los presidentes de Castilla y León y Andalucía, a quienes acusó de estar de vacaciones mientras sus regiones registraban peligrosos incendios. Esa fue la primera muestra de leal colaboración del Gobierno de Pedro Sánchez con las Comunidades, un ministro que para tapar el desastre cotidiano en su negociado, insulta y acusa a los demás de sus propios errores.
Después aparecieron Óscar López y Fernando Grande-Marlaska, amenazando con asumir el mando de las operaciones y cuestionando la capacidad de las administraciones autonómicas. Pero quien ha llevado esa estrategia al colmo es Virginia Barcones, una directora general de Protección Civil y Emergencias de la que prácticamente no tuvimos noticia en la Dana de Valencia –sólo apareció brevemente para hacer lo mismo que ahora: culpar de todo a los demás– y que emerge ahora como lengua viperina del sanchismo, tratando de ridiculizar a los cargos políticos y técnicos de las comunidades autónomas, lanzando incongruentes acusaciones sobre supuestos errores ajenos y mostrando la cara más vil de la política. Y encima se hace la ofendida porque la han llamado "pirómana".
Virginia Barcones es la encarnación de un Gobierno hueco e incapaz que se escuda en que las competencias son autonómicas para contemplar los incendios desde la distancia y como una oportunidad de erosionar al adversario. Si la señora Barcones está capacitada para el cargo que luce es una auténtica incógnita. No se le conoce ninguna actuación relevante en ese ámbito. Pero de lo que no cabe duda es de sus grandes aptitudes para la política entendida a la manera socialista, con la elusión de responsabilidades y la ausencia de empatía en las tragedias como grandes especialidades.

