
El presidente del Gobierno estuvo ayer en horario estelar en La 1 de TVE, La 2 de TVE, el Canal 24H de TVE, RTVE Play y en Radio Nacional de España. Solo le faltó salir cantando en El Hormiguero y cocinando una receta casera en el Canal Cocina para llegar a un sector mayoritario de la población. Quedarían los jóvenes, que no ven la televisión, pero como esos votan a Vox tampoco perdió demasiado.
Pepa Bueno dejó claras las cosas desde el principio preguntando escandalizada a Sánchez cómo se puede permitir que la gente crea a los negacionistas del cambio climático, una cuestión cuyo mero enunciado descalifica a quien la plantea para ejercer labores periodísticas. Porque si el periodismo consiste en investigar de manera imparcial los grandes asuntos públicos en busca de la verdad, hablar de negacionismo en una cuestión tan polémica como el pretendido calentamiento global es ejercer de activista en nombre de una ideología. Hacerlo a favor del Gobierno desde un medio gubernamental termina de calificar ética y profesionalmente al que se presta a semejante enjuague, incluso aunque crea sinceramente que los políticos de su cuerda siempre dicen la verdad.
La emergencia climática fue el gran tema de la entrevista, un asunto que Pepa Bueno está convencida de que angustia especialmente a los españoles, porque de lo contrario no se entiende que le dedicara tantos minutos. Sánchez repitió "emergencia climática" no menos de 20 veces en los largos minutos que dedicó a este asunto, en los que dejó, entre muchas otras, esta perla cultivada:
"Particularmente el Mediterráneo está afectado por una emergencia climática que, o bien se traduce en incendios de gran magnitud como los que hemos vivido o bien también Danas".
Pero esos "incendios de gran magnitud" a los que se refiere Sánchez se han dado en el Atlántico, no en el Mediterráneo, una cuestión menor que a Pedro se la trae floja dada su particular relación con la verdad. A Pepa tampoco le importó que su entrevistado colara a toda la audiencia una mentira tan grosera. Total, tratándose del calentamiento global, una falsedad más o menos carece de importancia.
Pepa Bueno ejerció una especie de disidencia controlada dentro de RTVE para que el jefe se luciera, fingiendo que le aprietan las clavijas en aras de la imparcialidad. La periodista y Sánchez están de acuerdo en los grandes consensos, curiosamente los mismos que rechaza frontalmente la gran mayoría de la población. Respecto a lo demás, la corrupción es un invento de jueces corruptos, las dificultades de las familias para llegar a final de mes es culpa de las comunidades autónomas no progresistas, la vivienda un tema que se está solucionando y la crispación política culpa de Isabel Díaz Ayuso, a la que el valeroso galgo de Paiporta no tuvo la gallardía de nombrar. Mientras tanto, Pepa Bueno asentía obedientemente esperando a la parte final de la entrevista, donde exploró la visión sanchista de los grandes asuntos de la política mundial con una enternecedora ingenuidad.
En Moncloa deben estar satisfechos, a la espera de que RTVE complete la jugada entrevistando próximamente a Núñez Feijóo, por supuesto a cara de perro. Y harán muy bien en asestarle un tercer grado al aspirante a sustituir a Sánchez en el Gobierno. Total, los activistas más groseros de la izquierda televisiva saben perfectamente que el futuro gobierno del PP les renovará los contratos y a los más significados, como Pepa Bueno, los ascenderá.
