Colabora
Pablo Molina

La armada vencible del bongó

. Como sigan yendo y viniendo por el Mediterráneo son capaces de dejar que caduquen los alimentos que dicen llevar en las sentinas.

EFE

La flota perroflauta que iba a poner fin al bloqueo israelí de la Franja de Gaza ha tenido que volver a la seguridad del puerto de Barcelona por segundo día consecutivo, debido a las malas condiciones de navegación. La primera intentona fracasó por el viento de Tramontana en el Golfo de León y, parece ser, porque no había suficientes pastillas para el mareo para toda la tripulación. Pero no es que los navíos de la armada bongoperra zozobraran en medio de una tempestad, sino que el mero anuncio de que la cosa iba a estar movida hizo que las embarcaciones volvieran proa a toda velocidad. La singladura llegó hasta Badalona, un trayecto que podrían haber hecho en barquitos de pedales que, además de poner contra las cuerdas a Israel, son ecoresilientes, pero es que los tripulantes de la flota van a salvar de la muerte a 5 millones de personas y eso justifica la porquería que van a arrojar al mar. Y eso si al paso por Ibiza no atracan todos allí para hacer sus cosas y tal.

La segunda salida de "la mayor operación humanitaria de la historia", según la inefable Ada Colau, llegó un poco más allá, pero, de nuevo, las malas condiciones de la mar obligaron a regresar a varios bergantines, lo que compromete el éxito de una empresa que puede convertirse en "el mayor fiasco perrofláutico de la historia reciente".

Ridículo mundial de la Global Sumud Flotilla: retorno por segunda vez al puerto de Barcelona

En el Ejército israelí no se han dado por enterados de la amenaza de este grupo de barcos de recreo que trata de llegar por algunos medios (no todos) a las costas de la franja de tierra controlada por los terroristas de Hamás. Primero tienen que llegar allí y luego ya veremos, pero no parece que la armada progresista de la flauta y el bongó suponga una amenaza terrible. Como sigan yendo y viniendo por el Mediterráneo son capaces de dejar que caduquen los alimentos que dicen llevar en las sentinas, un fiasco añadido que no podemos descartar dado el nivel de los personajes involucrados en esta performancia marítima.

Una flotilla de pacotilla

Recordemos, llegados a este punto, que los barcos de la flotilla roja no están luchando contra fuertes tempestades en el Mar del Norte tratando de alcanzar el Círculo Polar Ártico. Están en el Mediterráneo en el puto mes de septiembre, lo que dice mucho de la capacidad de sacrificio de unos personajes que afirmaban, antes de salir, que "si Gaza no se rinde, nosotros no nos podemos rendir". El ridículo es tan espantoso que a la Colau solo le falta exclamar desde el puente de mando que ella no mandó sus naves a luchar contra la Tramontana, mientras la loquita escandinava arroja por la borda el último chuletón.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario