¡Mira quién baila! Pepa y Pedro
El presidente y la periodista realizaron una escenificación que le permitió a cada uno cumplir con sus objetivos.
Este lunes 1 de septiembre, tuvo lugar en Televisión Española la primera entrevista a Pedro Sánchez en catorce meses. Había expectación porque suponía el primer acto que inauguraba el curso político y era la primera vez que el presidente tenía que confrontar directamente en ese formato con un periodista desde el estadillo del caso Cerdán.
Para tal cometido, la dirección de RTVE escogió a Pepa Bueno, recién llegada a la casa después de estar doce años en empresas privadas. Así, ambos se beneficiaban del regreso del otro: Bueno obtenía una promoción impagable para su informativo y Sánchez podía colocar su mensaje a través de una periodista que, al haberse mantenido en puesto de dirección los últimos años, aún no estaba quemada por su complicidad con el Gobierno, aunque de facto fuera despedida de "El País" por la absurda guerra que el PSOE había mantenido con Oughourlian por no ceder este en la creación de un canal próximo al Gobierno.
Para maximizar este efecto, ambos se enzarzaron en una esperpéntica coreografía que consistía básicamente en que Bueno le hacía una pregunta con algún grado de complejidad al presidente, este fruncía levemente los labios ante tal despliegue de periodismo crítico y, acto seguido, Su Sufrida Sanchidad pasaba soltar una perorata sin interrupciones y sin que la periodista osara volver a contrariarle. De este modo, ver esta la entrevista ha sido revivir el caso de España en el Mundial de 2018: se las dejaban botando, pero no llegaba a rematar nunca—con la diferencia de que Bueno lo hacía por elección propia—.
Un ejemplo muy claro de esto lo tenemos con lo que pasó con los presupuestos, en donde se puso un vídeo de 2017 en el que el entonces líder de la oposición afirmaba que si Rajoy no podía aprobarlos tenía que convocar elecciones. El presidente contestó que la diferencia es que ahora él podía completar su proyecto político sin presupuestos y que, de convocar elecciones, el país se paralizaría y no se recibirían los fondos europeos. Bueno podía perfectamente haberle preguntado a Sánchez por qué él sí podía completar su proyecto sin presupuestos y Rajoy no, al igual que podía preguntarle sobre el hecho de que, aún estando en el Gobierno, una parte de la recepción de los fondos europeos estaba congelada, pero no lo hizo y le permitió salir airoso.
Este mismo proceso se repitió una y otra vez y, al día siguiente, todo el equipo de opinión sincronizada salió a alabar el enorme ejercicio de periodismo crítico de Pepa Bueno. Es curioso cómo la sincronía, eso que la faltó en la producción eléctrica el día del apagón, se ha convertido en uno de los pilares del régimen de Sánchez: vital para sostener la coreografía en las entrevistas al amado líder y fundamental para coordinar las opiniones de los espadachines mediáticos del Gobierno.
El problema es que cada vez menos gente les cree, pues a pesar de ser la primera entrevista al presidente en 14 meses, tanto el informativo de Vicente Vallés como "El Hormiguero" de Pablo Motos obtuvieron mejores datos de audiencia. Puede que en Moncloa ensayen una y otra vez la coreografía perfecta, pero de poco sirve si, cuando suena la música, el público prefiere cambiar de canal.
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