Regresa a España el águila gigante
Culminando el éxito de un programa de reintroducción nace en España el primer pigargo europeo (Halieetus albicilla).
La mayor de las águilas europeas, el pigargo, formó hasta tiempos históricos parte de nuestra avifauna: se había extinguido y ahora regresa.
Se trata de una imponente águila de patas calzadas de plumas, enorme pico de color amarillo en los adultos y patas fuertes, también de este color, y garras imponentes.
La envergadura alar puede alcanzar casi 2´5 metros, las alas anchas y la cola corta en forma de cuña le confieren en vuelo un aspecto impresionante que justifica su apelativo común de "manta voladora".
Con su peso de casi seis kilos en las hembras adultas y de cuatro en los machos, esta gran rapaz es todavía mayor que el águila real, la mayor de nuestras águilas, hasta que el pasado verano fue destronada por el nacimiento del primer aguilucho de pigargo europeo nacido en Castilla y León tras sólo ocho años de la reintroducción de la especie en nuestra Península.
Si nos preguntan por el lugar exacto ha ocurrido no les podremos informar: simplemente en un árbol, ya que la nidificación de esta especie es forestal. Para evitar incursiones de curiosos, que podrían malograr el éxito, se tiene oculta la localización del nido, controlado de manera continuada, eso sí, por los ornitólogos seguidores del proyecto.
Volviendo a las características ecológicas de la especie diremos que esta "águila gigante" se extendía hasta épocas recientes por la zona sur de Europa e incluso por algún enclave en Asia; en la actualidad se limitaba a cuarteles nórdicos, con Noruega como sede de la mayor población, pero hace algunas décadas distintos países centroeuropeos se han implicado en la reintroducción en su fauna: estos son algunos datos concretos:
Alemania: 530 parejas
Suecia: 600
Finlandia: 300
Reino Unido: 50, desde que se iniciaron los trabajos de reintroducción en 1975.
A pesar de su aspecto impresionante y de sus dimensiones gigantescas esta especie es más carroñera que depredadora, al menos cuando las condiciones de alimento son escasas; de lo que sí puede presumir es de tener como pariente a la única especie de ave que se encuentra nada menos que en nuestro satélite: un águila presente en la luna.
Perdón por la broma; nos referimos a un ave en efigie, al águila de cabeza blanca Halieetus leucocephalus, símbolo de los Estados Unidos cuyo escudo dejaron, junto a su bandera los astronautas, en el regolito de la superficie lunar.
El Pigargo europeo es migrador y en sus recorridos no se aparta de la costa o al menos de las zonas lacustres o fluviales, porque es una especie fundamentalmente pescadora, y esta es la conducta que ha estado a punto de conducirla a la extinción.
Aunque algunos de los ejemplares que se registraron en España como visitantes ocasionales durante el Siglo XX fueron abatidos por cazadores, amparados por la legislación de su época, el enemigo casi mortal del pigargo europeo ha sido la contaminación de las presas que pesca en su hábitat acuático.
El mercurio acumulado en los peces, concentradores de los pesticidas agrícolas que terminan en el agua ha sido uno de los factores más influyentes en su rarefacción; otro enemigo temible ha resultado ser el plomo: el plomo acumulado en las aves acuáticas, cazadas y no cobradas, que, como buena carroñera, forman parte importante de su dieta.
Reintroducción en España
Con el visto bueno de los organismos ecologistas internacionales y el auspicio de los correspondientes españoles, como SEO Birdlife y Grefa, el proyecto de reintroducción del pigargo europeo en España se inició hace poco más de ocho años, comenzando con la liberación de 25 ejemplares en la zona norte peninsular: Asturias y otras zonas de la Cornisa Cantábrica; posteriormente ciertas áreas de Castilla y León se incorporaron al proyecto, y en una de ellas, "de cuyo nombre no debo acordarme", por discreción como ya sabemos, ha tenido lugar el nacimiento del primer pollo.
Conseguir la primera reproducción de la especie en tan sólo ocho años es un éxito impresionante; nos queda todavía la esperanza de que puedan asentarse y nidificar también alguno de los 17 ejemplares que vuelan libres al haber superado la aclimatación, en cielos, bosques y aguas españolas, la fase de liberación, tras su llegada procedentes de Noruega.
Demos por tanto la bienvenida a esta especie reintroducida: que no tengan celos de ella las formidables águilas real e imperial porque en su "hoja de servicios" resulta bastante más modesta como depredadora.
Felicitaciones a todos los naturalistas y científicos implicados en el proyecto y también, como no, enhorabuena y "pastel de salmón" para "Pingiamox" y "Mansolea": los "emplumados" padres de la criatura.
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