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Carmelo Jordá

Trump presenta un verdadero plan de paz para Gaza, sin flotillas, insultos ni las locuras de otros

El presidente de EEUU hace otra propuesta llena de sentido común para Oriente Medio, que pone el foco en el verdadero culpable de la guerra: Hamás.

Donald Trump y Benjamin Netanyahu tras anunciar su plan de paz para Gaza. | EFE/EPA/JIM LO SCALZO/POOL

Después de los pasados desbarres de Trump sobre el futuro de Gaza, el presidente de Estados Unidos ha presentado un plan de paz para la Franja que, como ya ocurrió en su anterior presidencia en casi todo lo que hizo sobre Oriente Medio, es realmente una propuesta llena de sentido común, presenta un camino que de verdad solucionaría el futuro de la zona y puede ser una herramienta para acabar, de una vez por todas, con la guerra que ahora atraviesa una fase más crítica, pero que en el fondo lleva unos cien años en marcha.

Está por ver qué reacción tiene Hamás, pero dudo mucho que los fanáticos terroristas islamistas acepten un plan que implica su disolución, pero al menos la presión se pone en el lado correcto del conflicto: el de aquellos que desataron la guerra, que mantienen a los rehenes en mazmorras infectas y, sobre todo, que son la peor hipoteca posible para Gaza y todos los palestinos, que no tienen ningún futuro mientras sigan en mano de una banda que no sólo es lo peor de lo peor e incompatible con cualquier tipo de bienestar, prosperidad y no digamos paz, sino que además sirve a los intereses de una potencia extranjera y no de su pueblo.

Porque la realidad, por mucho que tantos se empeñen en ocultarla, es que para su pueblo el único futuro que tiene Hamás es ser sacrificados como corderos en el altar de la prensa –y por desgracia la política– occidentales.

Mientras tanto, Netanyahu ha aceptado el acuerdo de inmediato, a pesar de que ha mostrado el lógico escepticismo sobre lo que harán los terroristas y ha dejado claro que "si Hamás rechaza su plan, señor Presidente, o si supuestamente lo acepta y luego básicamente hace todo lo posible por contrarrestarlo, entonces Israel terminará el trabajo por su cuenta".

¿Qué dice el plan? Los puntos más importantes

El plan tiene 21 puntos que son en su mayor parte pasos concretos para la paz y la reconstrucción de la devastada Franja. Para empezar establece que "Gaza será una zona desradicalizada y sin terrorismo, que no suponga un riesgo para sus vecinos". Nótese el plural de ‘vecinos’, porque no se refiere sólo a Israel, sino también a Egipto, tan consciente de ese riesgo que mantiene su frontera con el territorio controlado por Hamás cerrada a cal y canto.

Entre los siguientes puntos están el final inmediato de las hostilidades y la retirada gradual de Israel del territorio en la Franja. A esto le seguirá la entrega de todos los rehenes "vivos y muertos" en 72 horas.

Una vez llegados los rehenes a sus hogares, Israel volverá a hacer el enorme sacrificio que ya ha hecho en tantas ocasiones: soltar a terroristas que en este momento están donde deben estar, es decir, en la cárcel. Concretamente a 250 condenados a cadena perpetua, nada más y nada menos, y a otros 1.700 detenidos desde el 7 de octubre. No sólo eso: los terroristas de Hamás que devuelvan sus armas y acepten la coexistencia pacífica con Israel –algo que recordemos que la organización niega en su carta fundacional y sus principios– serán amnistiados y podrán salir de la Franja hacia países que los acepten. A ver si tenemos suerte y algunos como el propio Pedro Sánchez, el ministro Albares o Irene Montero e Ione Belarra aceptan a unos cuantos, pero los tienen viviendo en sus domicilios particulares, nada me complacería más y no creo que de estos activistas se pueda esperar menos que ese pequeño sacrificio personal, por otra parte seguro que muy enriquecedor desde el punto de vista humano y cultural.

Ayuda humanitaria, gestión y reconstrucción

El acuerdo sigue especificando que la ayuda humanitaria entrará a Gaza en grandes cantidades, pero sobre todo establece lo que pasará si el plan se pone en marcha: La Franja será gobernada por un grupo de "tecnócratas apolíticos" palestinos que gestionará el día a día bajo la supervisión de una "mesa de la paz" que presidirá el propio Trump y en el que habrá "otros miembros y jefes de Estado" que se anunciarán más adelante y que incluyen al que fuera primer ministro británico Tony Blair.

Esta mesa de la paz implementará un plan para reconstruir Gaza que será confeccionado por "un panel de expertos" y que, ya de entrada, incluirá una "zona económica especial" con "aranceles y tasas de acceso" que deben ser negociadas por los países implicados.

En este futuro, no hay espacio para los terroristas, el acuerdo explicita que si lo aceptan "Hamás y otras facciones" se comprometen a "no tener ningún papel en la gobernación de Gaza, directa, indirectamente o de ninguna forma" y además, "deberá destruirse toda la infraestructura terrorista, desde los túneles a los almacenes de armas".

Todo este futuro debe de estar garantizado por una Fuerza de Estabilización Internacional que "se desplegará de forma inmediata" –de hecho, coordinándose con la retirada del ejército israelí–, mientras que Israel se compromete a no ocupar ni anexionarse Gaza pero podrá mantener "un perímetro de seguridad que se mantendrá hasta que Gaza esté plenamente asegurada frente a cualquier amenaza terrorista".

¿Estado palestino? Sólo quizá

Al final del acuerdo –y sólo al final–, se incluye la posibilidad –y sólo como una posibilidad– de que en el futuro –y sólo en el futuro– haya las condiciones para la creación del Estado Palestino.

Es una muestra de que realmente el plan es serio: al contrario de lo que están haciendo aventureros como Pedro Sánchez a los que el futuro de Gaza y la paz no les importan absolutamente nada y a los que no se les cae de la boca "la solución de los dos Estados".

Porque el darles a los palestinos un Estado que sólo piden algunos y desde hace no tantos años debe ser el final del camino: primero la paz y después, cuando no corramos el riesgo de que se convierta en un Estado terrorista, las instituciones y los reconocimientos. Hacerlo al revés no sólo no acerca la paz, sino que la aleja, y eso lo sabe cualquiera que conozca un poco la verdadera situación.

Ocho países musulmanes, entre ellos los más importantes para el tema concreto –Egipto, Arabia Saudí y Jordania, además de Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Indonesia, Pakistán y Turquía– han dado la bienvenida al plan, muchos de ellos colaborarían de una u otra manera, algo que históricamente no han hecho jamás y que sería clave para acercar el verdadero final del conflicto.

Por su parte, Pedro Sánchez ha dado "la bienvenida" al plan en un tuit en el que se llama a sí mismo España y en el que incide en la "solución de los dos Estados" como la "única posible".

La realidad es que el plan es exactamente lo contrario de lo que él ha hecho desde el 7 de octubre y, muy especialmente, en los últimos meses. Y voy a decirles una cosa más de la que sólo tengo un convencimiento íntimo que obviamente no puedo demostrar: nuestro muy pacifista presidente está deseando que Hamás encuentre una buena excusa para rechazar el acuerdo, porque a él lo único que le importa es sacar tajada electoral del asunto y, que en Gaza sigan muriendo inocentes o culpables, es mucho menos importante que la conveniencia política de Su Persona.

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