La maldición
El pirómano de La Moncloa no solo no nos protege ante ninguno de los desastres que se ciernen sobre nosotros, sino que los desea con ardor.
Tras la advertencia urgente de Red Eléctrica, hay que actualizar el kit de emergencia. Recordatorio de mal agüero: los avisos y episodios anómalos se produjeron la otra vez entre 4 y 12 días antes del desastre. Estoy repasando la lista de recomendaciones de von der Leyen y en ningún lugar habla de cerveza y cigarrillos, lo que demuestra que nos gobiernan tipos que no saben nada de la vida. El "agua embotellada" con la que encabezan su kit está sobrevalorada, y si es por la ducha, piensa que los de la flotilla han estado un montón de semanas pasándose como mucho una toallita de bebé y ahora son la estrella más fashion de los platós de la vergüenza; todo para decir que están luchando por la paz en Gaza, mientras palestinos e israelíes hace días que celebran el acuerdo de paz. Que alguien les dé otra causa estúpida rápido o tendrán que ponerse a trabajar, y no querríamos ver a Barbie en tan odiosa condena, próxima a la esclavitud. Que se vive mejor cuando todo es gratis y el cuerpo lo sabe.
La idea de conservar la documentación básica en una "bolsa impermeable" es inquietante. Nadie va a pedirte el carnet de identidad en un apagón, porque no se ve nada, y en cuanto al pasaporte, llámame amarrategui si quieres, pero es posible que una emergencia energética no sea el momento más adecuado para hacer turismo exterior. Desde Sánchez, mi nuevo destino favorito para apagones y pandemias es la red nacional de Paradores de Turismo.
Lo del dinero en efectivo es útil, pero a mí me resultó más práctico tener fruta fresca en el último apagón, ya que organizamos un trueque en el descansillo de la escalera con los vecinos: mis naranjas, uvas, melocotones, y peras fueron valoradas en un extraordinario entrecot de la del sexto, que más tarde tuve que cocinar con ayuda de un mechero; al principio me dejó profundamente melancólico todo el proceso, pero luego pensé que seguro que algún lujoso restaurante moderno cobra 400 euros por la experiencia de asarte tu propio filete con la única ayuda de un mechero, y me sentí mucho mejor.
Cuando termine con el kit de emergencia del apagón, he de ponerme a preparar el de la próxima DANA. Se han anunciado lluvias infernales y, como sabes, el Gobierno no ha hecho ninguna de las reformas necesarias para evitar que puedan producirse nuevos colapsos como los del pasado año en Valencia. El agua volverá a desorganizarse de la manera más salvaje posible y ojalá el buen Dios nos proteja de víctimas mortales, porque si has de esperar a que lo haga Sánchez, debes considerar que primero él tiene que estar bien, que haber dormido, que haber comido, que tener presupuestos, y finalmente, que le salga de las pelotas, que es lo más complicado.
Y, como cualquier otro españolito del Señor, tan pronto como termine con el equipo de supervivencia a la DANA, debo ponerme a preparar la defensa bacteriológica para la próxima pandemia, que hoy he leído que está deseando saltar al terreno de juego de las grandes ligas el virus del Nilo Occidental. Ardo en deseos de volver a ver a los diputados chocándose los coditos en el parlamento.
Si el virus no logra matarnos, la prensa americana recoge hoy también la denuncia de uno de los mayores expertos en IA del mundo, que asegura que algo como ChatGPT podría diseñar una guerra biológica mundial, si se fuga del laboratorio: no el virus, sino una IA en pruebas que todavía no disponga de filtros de seguridad contra terrorismo y otras actividades que fascinan al Gobierno. No tengo la menor duda de que si se desata una guerra biológica, el primer país en desaparecer en medio de terribles tribulaciones será esta España abandonada de los soles y las chistorras.
El apocalipsis español es inaplazable. Todavía estamos tratando de asumir otro gran éxito del Gobierno, la cifra récord de hectáreas quemadas en 2025, al tiempo que nadie nos garantiza que este invierno una nueva Filomena no vuelva a situarnos en la Edad de Piedra, o peor, en la Edad de Hielo. Trump nos quiere echar de la OTAN, Israel, nuestro gran aliado en la lucha antiterrorista, nos manda a la cama sin cenar, la alarma migratoria no existe pero solo porque no está permitido nombrarla, carreteras y trenes compiten hoy en eficacia y calidad con las infraestructuras de Eritrea, la justicia está colapsada por los casos de Sánchez y familia, la recaudación vampírica de Hacienda es lo único que funciona, y en la cesta de la compra hasta lo más estúpido tiene precio de regalo de Ábalos a su sobrina.
El pirómano de La Moncloa no solo no nos protege ante ninguno de los desastres que se ciernen sobre nosotros, sino que los desea con ardor. E incluso cuando él se está quieto, cosa rara, la naturaleza conspira por su cuenta para traer muerte y destrucción a España. Todo se ha ido al infierno en siete años de socialcomunismo, tal y como habíamos dicho que ocurriría. Pero incluso por muy incompetente que sea el Gobierno, las fuerzas naturales no alcanzan a explicarlo por sí solas. Algunos se lo tomaron a broma porque empezó como un meme, pero hoy se ha convertido en un asunto urgente de seguridad nacional: Sánchez, haz el favor de devolver a Franco a su tumba de una vez
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