La ausencia de Abascal
El líder de Vox quiere desmarcarse, no del Gobierno, sino del PP, aunque ello suponga afrentar al Rey y a los ciudadanos españoles.
La decisión del líder de Vox de no acudir a los actos del Día de la Fiesta Nacional contribuye a radicalizar el perfil político de un partido que debería conducirse con el debido respeto institucional. Santiago Abascal comunicó al Rey su ausencia del desfile un día antes, en un gesto de descortesía impropio de un líder que se dice respetuoso con los símbolos de la Nación. Abascal dijo que seguiría los actos en la calle como un ciudadano más, olvidando que representa a 3 millones de españoles, lo que implica el deber de estar presente en todos los actos institucionales en los que se reclama la presencia de las fuerzas políticas.
Aduce el líder conservador para justificar su ausencia que "estos actos son utilizados por Sánchez para blanquear un Gobierno corrupto y peligroso", señalando que sólo "compartirá espacios con Sánchez donde pueda denunciar su corrupción y su traición". Pero sus palabras son un pretexto para tratar de hacer pasar por un gesto de virtud política lo que no es más que una añagaza táctica para distinguirse del PP.
En primer lugar, el Día de la Fiesta Nacional no es un acto político convocado por el Gobierno, sino una conmemoración al margen de la política para honrar a nuestras Fuerzas Armadas, celebrar la unidad de la Nación española y conmemorar el descubrimiento de América, una de las grandes gestas de la Historia Universal. La participación de Sánchez y sus ministros, al margen de la gestión concreta de los ministerios implicados en la organización de los actos, no tiene la menor relevancia política, al igual que la presencia de los representantes de los partidos del arco parlamentario. Alberto Núñez Feijóo, presente en el desfile y en la recepción posterior, no acudió a la convocatoria de la Casa Real para "blanquear a un Gobierno corrupto y peligroso". Lo hizo en cumplimiento de su deber institucional, al frente de un partido que representa a millones de españoles tan contrarios a la política del sanchismo como lo pueda estar Abascal.
Con su actitud, el líder de Vox quiere desmarcarse, no del Gobierno, sino del PP, aunque ello suponga afrentar al Rey y a los ciudadanos españoles, que ven en la espantada de Abascal un gesto que lo sitúa junto a los partidos separatistas y antisistema, ausentes tradicionalmente del día en el que se conmemora a la Nación.
El presidente de Vox es muy dueño de actuar como considere oportuno en cada momento, pero difícilmente va a convencer a los votantes de que sus muestras de radicalismo son el gesto de un patriota. Por el contrario, su intención es únicamente atacar al PP para arañarle un puñado de votos, aunque para eso tenga que hacer un ridículo como el que protagonizó ayer en los actos del Día de la Fiesta Nacional.
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