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Adolfo D. Lozano

La dictadura de las farmacéuticas

Decía Marcia Angell que la industria farmacéutica se “ha distanciado mucho de su propósito original de descubrir y producir nuevos medicamentos útiles”, y que “ahora es esencialmente una máquina de marketing para vender medicamentos de dudoso beneficio”.

Decía Marcia Angell, antigua editora jefe de la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine, que la industria farmacéutica se "ha distanciado mucho de su propósito original de descubrir y producir nuevos medicamentos útiles", y que "ahora es esencialmente una máquina de marketing para vender medicamentos de dudoso beneficio". Siempre he sido un convencido de la libertad, y de cómo su ausencia es causa de múltiples problemas y, entre ellos, sanitarios. Es por ello, entre muchos otros motivos, por lo que trabajo hace tiempo con la mayor fundación médica antienvejecimiento del mundo, Life Extension, cuya labor en defensa de la libertad individual es difícil de exagerar.

Tras más de 30 años librando una dura batalla contra los reguladores sanitarios y los privilegios de la industria farmacéutica, Life Extension publica de la mano de su fundador William Faloon una recopilación de artículos de esta fundación en defensa de la libertad y contra el feroz intervencionismo, bajo un título que se traduciría por: Farmocracia. Cómo la corrupción y unas regulaciones sanitarias desorientadas están arruinando América. Hace un año, Obama reconoció que la deuda de Medicare, el principal seguro social sanitario en EEUU, ascendía a más de 24 billones de dólares. Ahora consideremos que los ingresos anuales por impuestos del gobierno federal americano, donde se incluye la recaudación para Medicare, es de ‘sólo’ 2 billones de dólares. Sanitariamente, EEUU parece abocado a una bancarrota, tanto más cuanto persisten regulaciones y prohibiciones que impiden el florecimiento de todo tipo de opciones en el mercado de seguros y soluciones médicas. Como denuncia Faloon, cualquiera en la sociedad civil sería juzgado por delito si lleva a cabo un sistema piramidal llamado de ‘Ponzi’, pero los gobiernos lo practican con sus seguros sociales sin que nadie lo denuncie.

Consideremos todos estos casos expuestos por Life Extension referidos a EEUU:

-     Un gel transdérmico de testosterona cuesta 23 veces más en un entorno regulado que en uno de libre mercado.

-     Las inyecciones de progesterona para evitar partos prematuros costaban 20 dólares por unidad, tras darle la FDA (el equivalente a nuestro Ministerio de Sanidad) el monopolio a KV Pharmaceutical, ahora cuesta 1.500 dólares por unidad.

-     Los precios predatorios de múltiples fármacos los pagan los ciudadanos a través de impuestos, porque el Gobierno paga a las farmacéuticas esos precios predatorios cuando quiere financiarlos.

-     Es ilegal importar fármacos más baratos de otros países.

-     La billonaria industria farmacéutica es experta en sobornar políticos para que hagan leyes a su antojo y medida. Si un congresista demuestra intenciones de no votar a favor de una norma que favorece a las farmacéuticas (o a favor de una que le perjudica), le amenazan con donar millones a la próxima campaña de su contrincante para arruinarle políticamente.

-     Sugerir en el mismo producto que un alimento o suplemento puede prevenir una enfermedad es ilegal aunque esté ampliamente demostrado por la ciencia. Sólo las farmacéuticas pueden hacerlo.

-     La FDA ha llegado a aprobar fármacos en base a decenas de estudios falsificados por una clínica que trabajaba para la industria farmacéutica.

En estos últimos 30 años, Life Extension ha demostrado que el verdadero cambio no es el de unos políticos por otros, sino el del poder político por el poder de la sociedad civil. Esto es, el de tu libertad y tu familia.

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