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Agapito Maestre

Dos escenarios posibles

Al final de la presidencia socialista, ha sido prácticamente imposible decir algo diferente o, sencillamente, proponer una alternativa a la red de cambalache tejida oscura y lentamente por Zapatero con ETA.

Resulta difícil eludir el triste paisaje político creado por el zapaterismo con ETA. La negociación de Rodríguez Zapatero con la banda criminal, aparte de las concesiones otorgadas gratuitamente, ha tenido una perversa habilidad: ha manchado a los principales agentes políticos, especialmente al partido mayoritario de la oposición; ha logrado involucrar, casi siempre para el mal, a todos los partidos políticos. Reconozco que, al final de la presidencia socialista, ha sido prácticamente imposible decir algo diferente o, sencillamente, proponer una alternativa a la red de cambalache tejida oscura y lentamente por Zapatero con ETA. Los resultados del "proceso" están ahí a la vista: un comunicado tramposo de los criminales de ETA y las reacciones sospechosas de toda la dirigencia política.

Muchos escenarios futuros pueden diseñarse con esos mimbres, pero, en mi opinión, hay algunos que no pueden dejar de tratarse, entre otros motivos, porque son intuidos por los ciudadanos de a pie. Dos escenarios posibles se abren, en el País Vasco, después del anuncio de ETA. El primero conduce directamente a la independencia de esa comunidad de España. ETA conseguiría en unas próximas elecciones autonómicas una mayoría y, seguramente, apoyada por el PNV, conquistaría el poder. Juntos, los nacionalistas del PNV y los terroristas de ETA, llevarían a cabo la primera victoria de una política, que es concebida como la guerra por otros medios, es decir, declararían la independencia de la nación vasca del resto de España al modo kosovar. Tal escenario, en mi opinión, no es sólo plausible, sino que está diseñado por ETA hace tiempo.

Hay otro no menos viable, aunque tiene el defecto de ser demasiado optimista; se trataría de creernos que las cosas podrían seguir más o menos igual que ahora, pero con un mayor protagonismo del PNV. Este partido jamás claudicaría ante las exigencias últimas de los etarras e intentaría acercarse al PP, como en su tiempo ya lo hiciera con el PSOE... Además, la patronal vasca, cansada de pagar el impuesto revolucionario y asustada por un futuro mercado intervenido por los terroristas, terminaría tocando a rebato hasta conseguir que el PNV pusiese el pie en pared ante los cantos de sirena de ETA.

Es obvio que el segundo escenario es más esperanzador para quienes creen en el Estado de Derecho. Quizá sea el que esté alentando Rajoy en sus conversaciones con Urkullu. Ojalá sea así. Pero, si la cosa no le sale bien a Rajoy, el oscuro primer escenario triunfaría; sería la venganza final de Zapatero contra Rajoy, en particular, y los defensores de la nación española en general. Y, al fondo, como juego de dominó, Cataluña.  

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