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Amando de Miguel

Con los errores se aprende

José Luis Fernández Escudero comenta el estupor que le produjo este titular del teletexto de Tele 5: "Campaña contra el aborto de obispos". Comprendo lo hilarante que resulta ese hipérbaton, pero el mensaje se entiende.

Lorenzo Díaz-Pinés (Manzanares, Ciudad Real) es catedrático jubilado de Matemáticas y me envía el mismo amable mensaje día sí y día no para que rectifique los errores cometidos en un escrito mío. Lo hago con mucho gusto. En lugar de "mínimo" ponía yo "mismo". Además, la disyuntiva <o> debe ir como <u> cuando la palabra siguiente comienza con <o>. Por lo visto, yo no seguí esa regla al escribir "ocultar o oscurecer". Otro error fue el de poner "teórico" en lugar de "retórico". Confieso mis dislates, todos ellos producto de esa inmediatez con que se envían los mensajes internéticos. Se supone que el lector subsanará esos errores que se introducen entre las teclas. Todos los cometemos. El mismo don Lorenzo, tan pulcro él, escribe en su texto "equivocaciónes" y "lingúisticos". Ese baile de acentos no tiene mayor importancia.

Antonio Francisco Maizcurrena (creo entender) me pilla en otro error cuando escribo "esa rebaja no afecta a Navarra o al País Vasco". Tendría que haber dicho "no afecta ni a Navarra ni al País Vasco". Parece más confuso con dos negaciones pero sería más ordenado.

Ricardo Zoldis Fux me dice que el peso de la población de judíos en el mundo no es el 2% (como aquí se decía por redondear) sino el 0,22%. Son así 14 millones de judíos. Más a mi favor, porque mi tesis es que la contribución de los judíos a la cultura (Literatura, Música, Ciencia) es un porcentaje mucho mayor que el que representa el peso de su población. Esa misma desproporción favorable se encuentra en la extraordinaria contribución a la Ciencia y a la Literatura de dos pequeños países: Irlanda y Austria.

Melitón Cardona Torres me señala que el apellido "Gomariz" (palabra aguda) no se escribe con acento en la <i>, al igual que "nariz". Efectivamente, así es. Si se me escapó el acento en "Gomariz" que me perdone don Melitón, otro enamorado del idioma español. En los lejanos tiempos del Bachillerato estábamos obligados los alumnos a aprender una ristra de pueblos de cada provincia. En Pontevedra estaba Mondariz. No sé por qué los chavales de San Sebastián decíamos Mondáriz. Pero el profesor nos corregía con un pareado mnemotécnico: cuando nariz sea náriz, Mondariz será Mondáriz. Quizá haya quedado en mi subconsciente lo de extremar con una tilde la pronunciación de Gomariz.

Francisco Gómez Simal se lamenta de las horrendas traducciones que se dan a veces en los documentales de la tele importados del inglés. Por ejemplo, los millardos o miles de millones aparecen como billones, que no es lo mismo. O también, hablando de la presión atmosférica (alta o baja) se traduce por "arriba y abajo". El error más divertido está en un documental sobre la batalla de Siracusa en tiempos de Arquímedes. En él se dice que "Arquímedes diseñó un sistema de espejos para quemar las ovejas romanas". Naturalmente, el traductor ha confundido sheep   (= oveja) con ship (= barco, nave) que leídos con acento español suenan lo mismo.

Hug Banyeres –siempre tan instruido– sostiene que yo empleo el término "sindéresis" de una forma poco precisa. "No es un término filológico sino ético", viene a decir don Hug. En efecto, en su origen es un término filosófico-teológico para designar la capacidad de conocer y juzgar la moralidad de las cosas. Pero con el tiempo ha ido cristalizando el término lingüístico "sindéresis" para calibrar la capacidad de emitir juicios de manera correcta. Es decir, no importa tanto la ética de esos juicios como su coherencia. El factor etimológico común a ambos sentidos es el verbo griego sintereo (= observar, vigilar, conservar, guardar). En definitiva, entiendo que la "sindéresis" es también la capacidad para razonar correctamente, a pesar de la admonición de don Hug: "no me explico cómo puede usar el término [sindéresis] tan fuera de lugar y le ruego que piense en la causa de este tan mayúsculo y sorprendente despiste". Bueno, no sé cómo voy a eliminar de mi vocabulario un término (ciertamente cultista) tan útil. El monumental Diccionario de Roque Barcia hace equivaler "sindéresis" con "buen discernimiento". Pues eso.

José Luis Fernández Escudero comenta el estupor que le produjo este titular del teletexto de Tele 5: "Campaña contra el aborto de obispos". Comprendo lo hilarante que resulta ese hipérbaton, pero el mensaje se entiende.

He recibido docenas de mensajes acusando un error mío cuando decía que las "maniobras de diversión" eran en tiempos de paz como una especie de juego para tener entretenidas a las tropas. Me aseguran esos mensajes que se trata más bien de maniobras ficticias que se hacen en tiempos de guerra frente al enemigo con el fin de distraer su atención del posible ataque principal. Reconozco el error, pero la expresión todavía encaja mejor en el argumento que yo proponía. A saber, las polémicas ideológicas que suscita el Gobierno socialista (aborto, memoria histórica) son maniobras de diversión para distraer la atención del adversario político con el fin de desgastarlo y de precipitar su derrota. No hay error que por acierto no venga.

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