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Amando de Miguel

El aprendizaje de los idiomas

El método mejor para aprender el inglés es ver las películas en versión original inglesa con subtítulos en español y luego con subtítulos en inglés.

Comentábamos aquí un hecho notorio en la vida nacional: lo arduo que resulta a los españoles el aprendizaje de otra lengua. Cayetano Morales sostiene que al llegar a los 12 años de edad el cerebro bloquea el aprendizaje de nuevos idiomas, precisamente para mantener el recuerdo del idioma materno, de su estructura. De ahí se deduce que la enseñanza de idiomas debe hacerse en la edad infantil. Él mismo me cuenta su caso. Llegó a los Estados Unidos a los 17 años sabiendo solo español. Se percató de lo difícil que era introducirse plenamente en el inglés. Lo que hizo fue sumirse en una atmósfera de relaciones en las que solo se hablaba inglés. De esa forma llegó a dominarlo por completo, pero su trabajo le costó. De esa experiencia podemos sacar la conclusión de que en la escuela primaria los alumnos pueden aprender muy bien dos o tres lenguas al mismo tiempo. Eso ocurre en algunos países europeos. En cambio, aquí nos entretenemos en si el segundo idioma va a tener dos o tres horas de clase a la semana. El método mejor para aprender el inglés es ver las películas en versión original inglesa con subtítulos en español y luego con subtítulos en inglés.

Antonio Maizcurrena explica que la dificultad de aprender inglés para un español está en que nuestro sistema vocálico es muy simple (cinco vocales), mientras que en inglés hay muchos sonidos intermedios. No solo en inglés. En portugués o en catalán, sin ir más lejos, se manejan también más de cinco vocales. En cambio, el vascuence tiene solo las cinco vocales, lo que hace que sea un idioma fonéticamente muy claro para un castellanohablante. Las veces que se habrán reído de mí en los Estados Unidos porque pronunciaba lo mismo sheet (= hoja de papel) que shit (= mierda). Es que en castellano no hay un sonido entre la e y la i, que es el que va en shit. Una experiencia muy curiosa es que cuando un español en los Estados Unidos intenta pedir una hoja de papel, acabe solicitando una mierda.

Resulta llamativo el hecho de ser España una potencia turística (acaso la primera en términos per cápita y por el volumen del producto). La paradoja es la escasísima proporción de habitantes que pueden chapurrear el inglés. Por ejemplo, esa proporción en Portugal dobla la de España. Se trata de una consecuencia de nuestro lamentable sistema educativo, y acaso también la petulancia de imaginar que los extranjeros sabrán defenderse en castellano. Me gustaría saber cuántos de los millones de parados que hay en España siguen algún curso de formación y de aprendizaje o perfeccionamiento del inglés. Supongo que el porcentaje será ínfimo; casi mejor es desconocerlo. No se debe confiar mucho en ese lema de "Aprenda inglés sin esfuerzo". Claro que hay que esforzarse. Quizá la clave de todo esté en que ha menguado mucho la ética del esfuerzo, salvo para el deporte.

Los jóvenes españoles que ahora emigran en masa a otros países saben la necesidad de defenderse en inglés para cualquier trabajo, aparte de otros idiomas. Puede que esa minoría sea la más preparada en ese aspecto. Pero podríamos aprender la lección para el resto de los indígenas. Debemos llegar a una situación en la que, en cualquier centro universitario español, puedan darse clases en inglés o en español, aparte de otros idiomas, con toda normalidad. En lugar de ese objetivo, aquí nos hemos planteado en el Senado la traducción simultánea del castellano a otros idiomas españoles. Somos así de progresistas.

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