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Amando de Miguel

Minimalismo organizativo

Hay que ahorrar dinero público, Dios sea loado. Pero no tiene que parecer que el ahorro consiste en desatender el servicio público. En cuyo caso lo mejor es retorcer el lenguaje para que las palabras digan lo que queremos decir. Es lo que sucedía en el País de las Maravillas, que es el nuestro. Y si no, veamos.

El Estado ha decidido empezar a ahorrar por lo que más cuesta, los gastos de personal. Ni corto ni perezoso, las patrullas de policías se reducen de número hasta llegar a las “patrullas de uno”. No importa que la definición de patrulla sea “partida de soldados o gente armada, en corto número, que ronda para mantener el orden y la seguridad en las plazas y campamentos”. El corto número se reduce al mínimo de uno y ya está. Por lo mismo, las parejas de las Guardia Civil se reducen a “parejas de uno”. Por ese procedimiento minimalista podríamos llegar al rebaño de una oronda oveja, a la jauría de un fiero can, al enjambre de una productivísima abeja, y así sucesivamente. También se podría comprimir el Gobierno en un solo ministerio, lo que ahorraría muchísimo presupuesto.

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