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Amando de Miguel

Muertos o fallecidos

Me escribe África Sánchez-Tirado señalándome que en los medios de comunicación cada vez se emite menos la voz “muertos”, sustituida por “fallecidos”. Es un ejemplo más de la llamada “corrección política”. En este caso el escrúpulo consiste en evitar la mención de la muerte. En los Estados Unidos se llega al eufemismo de “pass away” (algo así como “finar” o “pasar a mejor vida”) para no hablar de “morir”. Por cierto, que la palabreja no debe resultar tan rara a los oídos educados españoles. En el Quijote el morisco Ricote habla de “pasamiento” para indicar la muerte. En los casos de accidente a veces se prefiere hablar de “víctimas” en lugar de “muertos”. Se ignora así que víctimas son todas las personas (o animales) que reciben un daño inesperado o injusto. Los heridos o los que perciben un menoscabo de sus bienes son también víctimas. Lo peor de la muerte es siempre la parte que le queda a los vivos. El verbo “morir” es defectivo. No se puede decir “me morí”, pero sí que “se me murió” alguien que estaba cerca. En cambio, no es posible decir “se me falleció”.

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