No hace falta estar siempre de acuerdo. La discrepancia es buena. El error también puede ser útil. El que tiene boca se equivoca. Lo digo porque en esta seccioncilla muchas veces se registran opiniones no coincidentes. A saber dónde está la verdad. El avance del conocimiento no está tanto en llegar a la verdad como en descartar errores. A su vez, esa operación está lejos de ser siempre objetiva.
Ángel González se queja de que la democracia española está en manos de grupos de presión y en la ausencia de elecciones primaria, listas abiertas o segundas vueltas electorales. Me parece harto simplificado ese diagnóstico. Lo malo de los grupos de presión no es que existan (en una democracia deben existir), sino que no se regulen bien. Por ejemplo, el grupo de presión más injusto que tenemos en España es el de los dos grandes sindicatos. Las listas abiertas en las elecciones, sin otras mejoras, darían lugar al reverdecimiento del caciquismo. Ese sí que es un sistema descontrolado de grupos de presión, o mejor, de señores de presión (como decía Francisco Murillo). Lo de las segundas vueltas no está mal, pero orilla a los partidos pequeños. España es un país de micropartidos, y lo va a ser todavía más en los próximos decenios. Qué le vamos a hacer.
Hug Banyeres me escribe un agrio comentario en su línea habitual. En este caso me dice que resulta "lamentable" que yo confunda la nesciencia con la ignorancia. Don Hug sostiene (y seguramente tiene razón) que la nesciencia es "no saber lo que no hay deber de saber", mientras que la ignorancia es "no saber lo que se debe saber". Añado que el problema está en averiguar quién es la autoridad para decidir lo que uno debe saber. Yo tenía la idea más bien contraria a las definiciones que proporciona don Hug. El cual se lamenta de otro error aún más grave que yo cometo, a saber, el elogio de la ignorancia. Hombre, no hay que tomarlo literalmente y sin sentido del humor. Pongo por caso, en el Quijote me resulta mucho más admirable la ignorancia de Sancho que la refitolera erudición de su amo. Ya de paso, me gustaría saber por qué don Hug suele emitir comentarios tan agrios. Algo le pasa conmigo. Espero que se retrate. Sospecho que don Hug es un eminente lingüista y le parecen mal mis excursiones legas a ese campo científico. Pero el habla es de todos. He ahí otro elogio de la ignorancia. Ya lo siento.