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Amando de Miguel

Palabras perdidas y ganadas

La propuesta se disfraza con ese humilde vocablo para indicar que el proponente se limita a consultar su idea con los miembros de algún cuerpo o entidad. Ese disfraz oculta muchas veces la realidad de que el proponente más bien impone su idea.

Pío Vadillo París (Guadarrama, Madrid) comenta la decisión de su Ayuntamiento para cambiar el nombre a la casa "El Aralar", donde se asienta el servicio de Juventud. Por lo visto, el cambio obedece a "facilitar la pronunciación" del nombre del centro. Don Pío se pregunta si el acrónimo de SEJUVE (Sección de Juventud) es más pronunciable que la denominación tradicional de "El Aralar". Entiendo que decididamente estamos en el siglo de las siglas, en el anonimato de los acrónimos. También puede ser que "Aralar" se asocie con el nacionalismo vasco, que en Madrid levanta ronchas.

Sobre la distinción entre "cerrajero" y "herrero" se pronuncia José Daniel López Salazar (Valladolid): "En relación con el tema del epígrafe y aludiendo a los conceptos 'cerrajero' y 'herrero', quisiera matizar un poco ambos términos, adhiriéndome a la idea que en la industria se tiene de los mismos. Digamos que el herrero o forjador es el que trabaja los metales en caliente, básicamente el hierro. Otro oficio relacionado es el 'calderero', cuya habilidad se centra, sobre todo, en el trazado y conformación de elementos de chapa, normalmente en frío. El tercero, el 'cerrajero' industrial, no es ni una cosa ni otra pero viene a estar entre ambos, superponiéndose en los extremos. Se ocupa de la construcción de armazones, bastidores, soportes, etc. partiendo de perfiles y barras de acero de diferentes formas. Tanto el calderero como el cerrajero son capaces de ensamblar sus trabajos con soldadura pero con frecuencia se cede esta función al 'soldador'."

José Daniel López Salazar comenta una palabra de moda: la "propuesta". En efecto, como ocurre con otros muchos ejemplos, una palabra se impone hasta el hastío desplazando a los otros posibles sinónimos. La propuesta se disfraza con ese humilde vocablo para indicar que el proponente se limita a consultar su idea con los miembros de algún cuerpo o entidad. Ese disfraz oculta muchas veces la realidad de que el proponente más bien impone su idea.

Álvaro Vivar (Madrid) agrega algunas otras palabras del castellano coloquial que empiezan por "es":

  • Esmorritarse (= golpear de frente o con las manos)
  • Escagarruciarse (= hacer de vientre involuntariamente)
  • Esmochar (= hacer daño en la cara)
  • Espeluznar (= asustar)

Don Álvaro comenta que muchas de esas palabras (que realmente deberían empezar con una "de") describen situaciones dolorosas o cómicas. Tiene mucha razón don Álvaro. Añado algunas otras palabras del castellano tradicional con ese mismo sentido doloroso, cómico o ridículo:

  • Escabioso (= sarnoso)
  • Escachar (= romper, destrozar)
  • Escacharrar (= escachifollar, escarringlar, estropear)
  • Escaecer (= adelgazar, desfallecer)
  • Escaldarse (= escocerse la piel)
  • Escarapelar (= reñir, pelear, discutir)
  • Escarrancharse (= despatarrarse, caerse cómicamente)
  • Escarranquillado (= reventado de esfuerzo)
  • Escomendrijo (= canijo, enclenque)
  • Escarzuelo (= granito que sale en el párpado)
  • Escrúpulo (= pieza o china en el zapato)
  • Esgurriarse (= tener diarrea)
  • Esnucarse (= golpearse en el cogote, escornarse)
  • Espadañada (= vómito)
  • Espadón (= eunuco, castrado, espadón)
  • Espantagustos (= desabrido, aguafiestas)
  • Españarse (= reírse mucho, espapujarse)
  • Esparajismo (= aspaviento)
  • Esparrapicharse (= desternillarse de risa)
  • Espiritar (= endemoniar, meter los demonios en el cuerpo)
  • Espurio (= bastardo)
  • Espurriar (= escupir al hablar)
  • Estantigua (= procesión de fantasmas)
  • Estevado (= con las piernas torcidas, patizambo)
  • Estólido (= necio, loco, estúpido)
La lectura de esa lista puede ser un acto de humildad par las personas que creen conocer la lengua castellana. Creo recordar que mi madre (que no completó la escuela primaria) las conocía todas. Queda por averiguar por qué el prefijo "es" permite tantas voces con un significado doloroso, cómico o ridículo.

Rafael Martín Cantos (La Laguna, Tenerife) quiere saber el significado de estas dos palabras que decía su padre (de Salamanca): "manferlán" y "bísbero". Seguramente el padre de don Rafael quería decir "macferlán" (= abrigo de hombre, sin mangas y con esclavina al estilo, por ejemplo, de Sherlock Holmes). Lo de "bísbero" no sé lo que es.

Javier Mazana (Tenerife, aragonés de nación) se pregunta por el origen de la voz "pitiguay" para designar a la pajarita o corbata de lazo. Supongo que es un canarismo con gracia, como "guagua" para llamar al "autobús", y que se ha extendido a algunos países caribeños o quizá provenga de ellos. El sonido "gua" está presente en muchos topónimos canarios. A saber si no es una herencia guanche, cuyo idioma lamentablemente se perdió.

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