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Amando de Miguel

Se necesita un partido de derechas

Los líderes del PP no se atreven a decir que dirigen un partido de derechas. Hablan mucho de "centro", a pesar de que el modelo de la UCD fuera tan efímero

El vuelo de una democracia estable necesita dos alas, como los aviones o los pájaros: derecha e izquierda. A primera vista parece que en España se cumple ampliamente tal requisito. Pero, si bien se mira, no hay estabilidad posible con varias alas a la izquierda y ninguna a la derecha. Me explico. Los líderes del PP no se atreven a decir que dirigen un partido conservador, liberal, de derechas. Hablan mucho de "centro", a pesar de que el modelo de la UCD fuera tan efímero. Es lógico, el centro es solo una línea que separa a la izquierda de la derecha. El PP no ganará las elecciones mientras no se defina como un partido de derechas.

Luego está C's. Sus huestes son tan conservadoras, liberales o de derechas como las del PP. No son sus jóvenes generaciones sino la generación joven. Sin embargo, a los líderes de C's les priva aparecer como socialdemócratas. En algunos ayuntamientos C's ha apoyado paladinamente a los socialistas o incluso a los podemitas. Es un ensayo general con todo de lo que va a suceder estas Navidades con el aguinaldo del nuevo Gobierno de la nación. En cuyo caso, la política podría desembocar en un equilibrio inestable. Donosa democracia de arrejuntamientos.

La izquierda se halla ampliamente representada con diversas formaciones, plataformas y compromisos. Lo más sensato sería que el PP y C's constituyeran una especie de confederación de derechas autónomas, pero no sucederá. Puede que los votantes no hicieran ascos a tal colaboración, pero los líderes de ambos partidos se desprecian, se ignoran, se odian. Mala cosa es que el cuerpo de votantes disienta de los dirigentes en materia tan fundamental. Seguramente opera aquí la ley de hierro de las oligarquías, elaborada hace un siglo por un alemán, pero que se cumple admirablemente en la actual vida pública española.

Un partido de derechas sin complejos tendría que renunciar a muchos privilegios oligárquicos: coches oficiales, pensiones desmesuradas, subvenciones públicas. En el panorama actual solo dos partidos se aproximan a ese ideal: UPyD y Vox. Son dos partidos imbuidos de moralidad. Por desgracia, sus éxitos no pasan de regulares. En cambio, los partidos con oligarquía y latrocinio son los que han gobernado. Luego la culpa de nuestros infortunios políticos no hay que echársela a los líderes sino a los votantes, a nosotros.

En España

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