Desde Durkheim se sabe que los suicidas no aumentan por imitación. Pero sí se imitan las formas de quitarse la vida de los candidatos al suicidio. Era de esperar que hubiera alguien deseoso de emular las “hazañas” de los suicidas (y asesinos) de las Torres Gemelas. Se habría suicidado de cualquier otra forma, pero eligió la que había visto por la tele. La televisión no induce a quitarse la vida, pero proporciona la forma. Es un suceso que no merece más comentario que la lástima que da siempre la miseria humana. Otra cosa, los suicidas no suelen estar locos.
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