Menú
Amando de Miguel

Variaciones regionales

Pedro Martínez me cuenta los esfuerzos de los bablistas para traducir muchos términos a la entrañable lengua asturiana. Así, la Primera Guerra Mundial es la Primera Agarradiella Mundial.

Jaime Lloret se maravilla de que los valencianos digan cap de setmana (= principio o cabeza de semana) para los sábados y domingos, cuando en español se dice fin de semana. Pues sí que es curioso. Lo de fin de semana viene del inglés, claro (weekend). Es toda una concepción del tiempo cronológico. La semana termina con el premio del descanso. ¿Hay otra opción –la de los catalanes, valenciano y baleáricos– por la que la semana empieza con el estímulo del descanso? No es así. La explicación está en que cap en catalán, valenciano y balear es también "cabo, extremo" de un espacio o de un lapso. El "cabo de año" o aniversario de un difunto es el cap d’any. "Al cabo de un rato" es al cap d’una estona. El "cabo" como promontorio (extremo de la tierra) es el cap. Así pues, el cap de setmana no es tanto "la cabeza de semana" como el cabo o últimos días de la semana.

Xosé Nel Caldevilla Vega (Xixón, Asturias) me hace saber algunas precisiones sobre la lengua asturiana, en polémica con José María Navia-Osorio. Yo hago aquí de mensajero entre los dos contendientes, el de Gijón y el de Oviedo. Don Xosé sostiene que en asturiano no se dice, de la sidra, da pena mearla (como aseguraba don José María) sino da pena mealo. Don Xosé sostiene que "el verbo dir es la forma habitual de los que hablamos asturiano". Más, "la ropa ta pingando en asturiano no significa que está colgada de ningún sitio, sino que está muy húmeda". Todavía más, "en Asturias echar unes pingarates al café no es colgarlo de ningún sitio, sino echarle unas gotas de licor". Muchas gracias por esas aclaraciones, don Xosé. Mis padres (de Zamora) solían utilizar el verbo pingar como "estar mojado cuando algo tenía que estar seco". Una vez más, los localismos no son tales.

Pedro Martínez me cuenta los esfuerzos de los bablistas para traducir muchos términos a la entrañable lengua asturiana. Así, la Primera Guerra Mundial es la Primera Agarradiella Mundial. Así también, véase esta frase del Ricardo III de Shakespeare: "Calla, perru maldito, gocho esfociador; calla y non protestes más y engualdrápami el caballu de una vez". No hace falta traducir.

Claudio Verdú contesta a José María Navia-Osorio y su petición de una palabra para definir "al que cansa a los demás". Don Claudio propone el murcianismo cancanoso (= de conversación molesta). Y añade: "proviene de cancán (= molestia, fastidio). No sabía yo que cancán era eso. En todo caso está cancamusa (= monserga, fastidio). Pero lo de cancanoso lo veo más bien como un derivado de cáncano (= piojo). Es como lo de incordio, que viene a ser algo así como la almorrana o los granitos en las ingles.

Daniel Luna Revilla (Zaragoza) observa que en el Aragón rural los melocotones son muchas veces malacatones y los albaricoques, alberjes.

Fernando Herreros Salcedo opina que el albérchigo es una variedad del albaricoque, distinto del melocotón.

María Elena Oliete Abenia aduce que, en el Bajo Aragón, el melocotón siempre ha sido presco y el temprano, un poco más pequeño, presquilla.

José Manuel Morente (Sevilla) me informa que en la comarca extremeña de Cumbres Mayores también se utiliza velay o verai en el sentido de que algo es así cuando se comparan dos cosas. En esa tierra se manejan también otros arcaísmos o localismos tan expresivos como estos:

  • fardiquera (= bolsillo interior, corrupción de faltriquera)
  • hastial (= marco o quicio de la puerta)
  • cuadril (= cadena)
  • portañuela (= bragueta)
  • disanto (= día de fiesta)

Sospecho que algunas de esas palabras no son estrictamente locales de Cumbres Mayores, sino que se pueden oír en otras tierras.

Nuria Reina Madrid (madrileña de nación, pero "toda la familia es cordobesa") reacciona contra la ironía de "señores de Córdoba, señoritos de Sevilla, gente de Málaga". Es un dicho con diversas versiones, pero no tiene por qué irritar a nadie y menos a una cordobesa, pero este es el sentimiento de doña Nuria:

Los cordobeses no es que sientan envidia de Sevilla, más bien indignación porque la imagen de Sevilla es acaparadora, apabullante y ha hecho mucho daño a la hora de intentar liberarnos al resto de comunidades de sus tópicos, de su peso. Por eso, no llamemos envidia lo que es impotencia ante una situación de menosprecio al resto de Andalucía. Sevilla es maravillosa pero no la única ciudad andaluza, ni por supuesto la representación de España.

No creo que la singularidad de Sevilla signifique menosprecio para el resto de España, pero, en fin, hemos de reconocer que la capital hispalense tiene un gran espesor urbano. No es un tópico que los sevillanos suelen manifestar una "gracia especial", que, desde luego, no tenemos los castellanos. Claro que en Castilla hay otros valores. Por lo demás, a pesar de los intentos de glorificar una pretendida nación andaluza, cada una de las ocho provincias es una realidad enteriza en la forma de hablar, de vivir, de presentarse ante los demás.

Horacio Gómez de Alía me informa de esa curiosa expresión manchega, que esea(= si tú lo dices, así será, "y no se hable más"). Es un buen ejemplo de las palabras difusas que sintetizan frases enteras. Es lo contrario del barroquismo.

En Sociedad

    0
    comentarios