Jaydy Mitchel ha hecho su primera salida en Madrid después de convertirse en señora de Márquez. Una visita profesional, porque ha presentado en Madrid la III Campaña por la Salud Acústica.
Como es habitual en ella, no tuvo ningún problema en contar algunos detalles de su boda con el futbolista Rafa Márquez en el país de ambos, México. "Éramos nada más que 40 personas pero alguien filtró unas fotos del enlace a una revista de allí, y fue cuando decidimos enviar una a toda la prensa. Sabíamos que no era buena, pero no había fotógrafos profesionales, nosotros compramos una cámara, pero al ser tan moderna, no sabíamos cómo funcionaba", comentaba entre risas.
No puede negar que está feliz con su recién estrenado matrimonio, y añadió: "Lo hicimos así de mutuo acuerdo, ninguno queríamos una boda multitudinaria". El lugar es idílico cerca de Puerto Vallarta, en la Costa Cayeres. Comentó que todos iban vestidos de blanco, que su vestido de novia lo compró en una "tiendita" y el diseño era de Carolina Herrera.
La mexicana aseguró que iba a echar mucho de menos Madrid, pero que está feliz por trasladarse a Nueva York, ciudad donde ha ido varias veces de vacaciones pero que nunca ha vivido. "La que está como loca es mi hija Manuela, todos los días me pregunta cuando nos vamos, además le ha hecho mucha ilusión saber que va a tener otro hermano", reveló.
Jaydy y Rafa tienen planes de aumentar la familia, pero primero tienen que instalarse, y ahora mismo están en plenos trámites burocráticos: "Ya sabes que hay que presentar muchos papeles para obtener la residencia, pero estamos en ello".
Al preguntarle por su relación con Alejandro Sanz, su ex marido, no dudó en explicar lo bien que se llevan. "Nos hemos felicitado mutuamente, tanto por la boda, como por su próxima paternidad" y añadió que al vivir uno en Miami y ella en Nueva York, sólo están a 3 horas de avión y eso es muy bueno para la hija que tienen en común.
Todo perfecto: cuántos querrían divorciarse y llevarse así de bien. Aunque dejó muy claro que en estos momentos prefiere un buen gol a una balada.