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Cristina Losada

El párrafo de Rufián

Para millones de votantes del PSOE, España no es un invento, no es una “cárcel de pueblos”, no es una dictadura, no es nada de lo que dicen los separatistas.

Para millones de votantes del PSOE, España no es un invento, no es una “cárcel de pueblos”, no es una dictadura, no es nada de lo que dicen los separatistas.
EFE

El hombre de Esquerra en Madrid dijo el otro día que por su partido "no será", dando a entender que ahora pueden votar a favor de investir a Sánchez. Primero contribuyeron a hacer caer su Gobierno. Luego se abstuvieron en la investidura de julio. Aunque no sin que el hombre lamentase compungido la desunión de la izquierda, viejo tema de final de concierto que siempre lleva a los espectadores a encender los mecheros y a mecerse en el narcisismo melancólico. Ay, la izquierda desunida: siempre será vencida. Y esto, que es rigurosamente incierto, lo toman como distintivo de virtud. Pero sigamos.

El diputado Rufián, que es el hombre del plañido, ha lamentado que el "programa común" excluya la posibilidad de un referéndum de autodeterminación para Cataluña. Es interesante lo que dijo al respecto:

Se lo podían haber ahorrado. Es un párrafo que les gustará mucho a Lambán, Borrell, García Page… y que entiendo que es una concesión al alma más nacionalista española y de algunos integrantes del PSOE, pero a nosotros nos gusta muy poco.

Dejemos el alma aparte de los asuntos terrenales. Dejemos aparte la sintaxis. La cuestión importante es que, al contrario de lo que dice Rufián, ese párrafo no se lo podía haber ahorrado el PSOE. Por eso, porque no se lo puede ahorrar, está en el documento, en la medida número 350. Por cierto, no es un párrafo. Son tres líneas al final de un párrafo sobre el modelo de Estado hacia el que se propone avanzar –integrador, con diversidad, igualdad, solidaridad y todas las cosas bonitas en armonía–, que dicen escuetamente:

En ese modelo no tiene cabida un referéndum de autodeterminación, que el TC ha considerado contrario a la Constitución y que, desde una perspectiva política, provoca la quiebra de la sociedad.

Son unas líneas desvaídas y flojas, sin la fuerza de la convicción, sin el destello de la inteligencia. Son como una frase hecha, la apostilla que se coloca por compromiso. Y es que no se han puesto por convicción, sino por necesidad. Porque el PSOE no se puede ahorrar una mínima señal contraria a la agresión destructiva que es el referéndum de autodeterminación. Pero no a causa de Borrell y los que cita Rufián como los únicos que estarán satisfechos. Es notable cómo esta gente del separatismo olvida –es un decir– que España existe. Y cómo acaban más alejados que nadie de la realidad, más embebidos y embobados que nadie por el show político aquellos que, como Rufián, se jactan de venir de la calle.

La causa de que esas líneas estén en el programa socialista no son cuatro o cinco dirigentes del partido. La causa son millones de españoles que quieren seguir siendo ciudadanos españoles y no quieren que unos aprovechados y unos fanáticos les arrebaten una parte de su nación y su Estado. Los socialistas necesitan decir que el referéndum secesionista "no tiene cabida" porque esos millones de españoles existen. Entre ellos, millones de ciudadanos de Cataluña. Entre ellos, millones de votantes del PSOE. Para todas estas personas, España no es una ficción, no es un invento, no es una "cárcel de pueblos", no es una dictadura, no es nada de lo que dicen los separatistas que es. Y cuando vieron los extremos de deslealtad, de falsedad, de maldad a los que llegó el independentismo catalán hace dos años, bueno, si ya estaban hartos de sus amenazas y coacciones, de su victimismo y supremacismo, de sus exigencias y privilegios, entonces pasaron a indignarse en serio.

Esa es la razón del parrafito que no le gusta a Rufián. Es verdad que hay votantes de la izquierda a los que les gustan los separatistas. Son como la escritora Almudena Grandes, quien después de las elecciones dijo que "la mayoría" de los que votaron al PSOE y a Podemos aplaudiría los pactos con nacionalistas e independentistas, y los indultos a los del 1-O. Pero la mayoría de Grandes es realmente pequeña. Y aún más pequeña es la que forman los progres políticamente analfas que se ven a sí mismos como gurús de la izquierda e imparten lecciones sobre cómo hay que resolver lo de Cataluña. Esta gente no se olvida de que España existe, no. Bien que existe para facturar. Por lo demás, les parece facha, igual que a los colegas de Rufián. Pero no son la mayoría, y por eso las líneas sobre el referéndum, aunque flojas, desvaídas y poco convincentes, están ahí.

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