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EDITORIAL

La lucha heroica de las mujeres iraníes que las feministas prefieren ignorar

Para estas hipócritas pesan mucho más los vínculos con Irán de la ultraizquierda que el ejemplo heroico de unas mujeres por la libertad.

Irán vive en estos momentos una revolución ciudadana en favor de la libertad que podría hacer tambalearse a la dictadura teocrática de los ayatolás. El origen de esta oleada de protestas fue la muerte en las dependencias oficiales de la llamada Policía de la Moral de la joven de 22 años, Masha Amini, acusada de no llevar el velo correctamente colocado. Aunque en el pasado ya se habían producido conatos de rebelión contra la imposición a las mujeres de la vestimenta islámica, la muerte de esta joven ha actuado de espoleta para extender las protestas en las calles de Teherán y otras ochenta ciudades persas, donde se ha visto, por primera vez desde la llegada al poder del ayatolá Jomeini tras el golpe de Estado islamista de 1979, a centenares de mujeres despojándose públicamente de su hiyab en señal de protesta.

La respuesta de la dictadura iraní y su siniestra Guardia Revolucionaria ha sido desatar una ola represiva que se ha cobrado ya la vida de casi medio centenar de manifestantes y el encarcelamiento de miles de ellos. El régimen despótico de los ayatolás ha cortado el acceso a internet de la población y arrestado también a una veintena de periodistas, que trataban de informar al resto del mundo de lo que está ocurriendo en las principales ciudades de Irán.

Pero en esta lucha del pueblo iraní contra la tiranía islamista chií es preciso reconocer el protagonismo de las mujeres, que están liderando las protestas con gestos tan cargados de significado como la quema en público de los velos que las autoridades iraníes les obligan a llevar si no quieren ser apaleadas y arrestadas por el brazo policial de los ayatolás. Precisamente esta circunstancia hace aún más vergonzoso el silencio de las democracias occidentales y, muy especialmente, de los organismos y entidades que dicen preocuparse por los derechos de la mujer, que no han realizado ningún gesto significativo para apoyar a las manifestantes iraníes en esta lucha que a muchas de ellas les está costando la cárcel cuando no la vida misma.

Especialmente llamativo es el disimulo en este asunto de la banda del Ministerio de Igualdad con su ministra a la cabeza, siempre tan dispuesta a estallar con su habitual verborrea por asuntos triviales, ridículos o directamente execrables. En esta ocasión, ni Montero ni sus feministas de guardia han hecho la menor mención positiva hacia el ejemplo de liberación femenina que las mujeres iraníes están dando al mundo entero, una circunstancia que engrandece aún más a las jóvenes persas y hunde en la inmundicia moral a las que, como la expareja de Pablo Iglesias, prefieren no incomodar a las autoridades iraníes como cuando aparecía (con el escote piadosamente tapado) en Hispan TV.

Para estas hipócritas con sueldo y coches oficiales, pesan mucho más los vínculos con Irán de la ultraizquierda a la que todas ellas pertenecen que el ejemplo heroico de unas mujeres que están entregando su vida para que las próximas generaciones puedan vivir en libertad.

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