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El blog de Federico

Los libros zejateros: El Secreto (y 3)

Cómo curar la gripe sin curación y sin gripe

Por lo mismo, la clave del Secreto, que es la Ley de la Atracción, niega lo más elemental de la interpretación que hace Freud del lenguaje del inconsciente y a la vez lo afirma. La ley consiste en que si tú piensas una cosa, si te "enfocas" (anglicismo atroz, omnipresente) "a ella" la consigues. Pero no la consigues. Por ejemplo, si sientes que por la Ley de Atracción Universal debes pensar en la riqueza para hacerte rico, aciertas pero te equivocas. Lisa Nichols, que es "escritora y defensora de la delegación personal de Poder" y que cada vez que aparecen su nombre y cogitaciones en el libro llegan con un espejito como el de Blancanieves en una esquina, lo explica con diamantina claridad:

La ley de atracción es muy obediente. Cuando piensas en lo que quieres y te enfocas en ello con toda tu fuerza, en cada momento, te dará exactamente lo que quieres. Cuando te enfocas en las cosas que no quieres –"no quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde"- la ley de la atracción no oye el "no quiero". Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La ley de la atracción no sabe de "quieros y no quieros". Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste.

Los lectores de Freud y los guionistas de comedias podrán creer que "No quiero discutir" significa "quiero discutir". Suele decirse con esa intención. Pero no. Lisa dice: también que "No quiero que esa persona sea grosera conmigo" significa en realidad "Quiero que las personas sean groseras conmigo". Y que "No quiero que el restaurante de a otro cliente nuestras mesas" significa en realidad "quiero que los restaurantes den a otros nuestras mesas". El Secreto está, tal vez, en el suplemento de contradicción que hay en nuestros aparentes deseos: "no quiero tener la gripe" significa "quiero tener la gripe y más enfermedades". ¿Por qué más? ¿No basta la gripe tan arteramente deseada? Misterio de la lógica ilógica de El Secreto.

Pero por resumir en un solo asunto lo peculiar de este libro, zejatero donde los haya, consignemos lo que dice del dinero. Al principio podemos confundirnos. Por ejemplo, cuando dice Bob Proctor:

La mayoría de las personas tienen como meta pagar sus deudas. Eso te mantendrá siempre endeudado. Aquello en lo que pienses es lo que atraerás. Aunque digas "pero se trata de no tener deudas". Si estás pensando en deudas, no me importa si es contraerlas o pagarlas, estás pensando en endeudamiento, estás atrayendo la deuda. Establece un programa de amortización de deudas y empieza a enfocarte en la prosperidad.

El principio del fin de todas las facturas

¿Cómo hacer un programa de amortización de deudas sin pensar en las deudas? Profundicemos en El Secreto: leamos a James Ray:

Aunque ya hayas pronunciado las palabras "no puedo hacer eso", todavía tienes poder para cambiarlas. Cámbialas por "¡Puedo hacerlo! ¡Puedo comprarlo!" Repítelo varias veces. Repite como un loro. Durante los próximos treinta días proponte mirar todo lo que te gusta y decirte "Puedo permitírmelo. Puedo comprarlo". Cuando veas el coche de tus sueños di "Puedo comprarlo". Cuando veas la ropa que te gusta o pienses en unas vacaciones, di: "Puedo permitírmelo". A medida que vayas haciendo esto irás cambiando y empezarás a sentirte mejor respecto al dinero. Comenzarás a convencerte de que puedes comprar esas cosas, y, cuando lo hagas, las imágenes de tu vida cambiarán.

El ser humano común, tirando a muerto de hambre, no entenderá esta forma de entender la vida. Y es que, el pobre, no está en El Secreto. Lisa Nichols lo explica así:

Cuando te enfocas en la carencia y en lo que no tienes, hablas de ello con tu familia, con tus amigos, dices a tus hijos que no tienes suficiente –"No nos llega para esto, no podemos permitirnos esto"-, nunca tendrás sufiuciente, porque empiezas a atraer más de lo que no tienes. Si quieres abundancia, prosperidad, enfócate en la abundancia. Enfócate en la prosperidad.

Más convincente aún es el testimonio sobre las facturas de David Schirmer:

Cuando entendí El Secreto, cada día me llegaban un montón de facturas por correo. "¿Cómo puedo cambiar esto?", pensé. La ley de la atracción afirma que aquello en lo que te enfocas es lo que atraes, de modo que cogí un extracto bancario. Borré el total y puse otro. Puse exactamente lo que quería ver en el banco. "¿Y si visualizo que me llegan cheques por correo?", pensé. Así que visualicé que me llegaban, un montón de cheques. En un mes las cosas empezaron a cambiar. Es sorprendente, ahora sólo recibo cheques. Bueno, recibo algunas facturas, pero más cheques que facturas.

Los incrédulos pauperizantes, los cenizos de derechas se refugiarán en el sórdido argumento de que no importa el número de cheques o facturas que te lleguen sino su cuantía. Dirán que un solo cheque basta para pagar cien facturas o al revés. Paparruchas. Nunca estarán en El Secreto. ¡Y es tan sencillo! La autora lo explica diamantinamente:

Dar es una acción muy poderosa para atraer más dinero a tu vida, porque cuando das estás diciendo "Tengo suficiente". No te sorprendas cuando te enteres de que las personas más ricas del mundo son los grandes filántropos. Donan grandes cantidades de dinero, y al dar, por la ley de la atracción, el Universo se abre ¡y les inunda devolviéndoselas multiplicadas!

Reconozco que en esta página, en esta elaboración intelectual, estuve a punto de tirar la toalla, metafóricamente hablando. Y menos metafóricamente, de guardar el libro en algún sitio, pero hasta la papelera más próxima. Sólo el clásico retraso de los vuelos nacionales me llevó a proseguir una lectura que no alcanzó nunca el argumento de que los millonarios lo son a fuerza de filantropía. Vamos, que Bil Gates empezó dando limosna y terminó haciéndose con Microsoft.

Pero mientras nos arrastrábamos por el aeropuerto después de haber aterrizado tuve tiempo para leer una frase que explica el éxito de El Secreto entre los analfabetos que sueñan con ser sabios sin esfuerzo. La clave es sustituir los pensamientos por los sentimientos, y una vez "enfocados" en esa vía alcanzaremos los logros de los que con razón presume el Doctor Johnson:

En la escuela nunca estudié Ciencias o Física, sin embargo, he leído libros sobre Física Cuántica y los he entendido perfectamente porque quería entenderlos.

He ahí la raíz del zetajerismo intelectual. He ahí por qué Rubalcaba, licenciado en Químicas y ayuno de doctrina legal (no así leGAL), le ha dicho a Manuel Pizarro, Abogado del Estado por oposición y miembro de la real Academia de Jurisprudencia, que debería estudiar primero de Derecho. No lo ha hecho el turolense y se ha ahorrado tiempo y dinero. Sin estar en El Secreto, es inútil esforzarse. Estándolo, todo está tirado. Sé que muchos pensarán que lo que debería estar tirado es este libro a la basura tras leer diez líneas. ¿Pero acaso no sirve para nada leer Bouvard y Pecuchet, esa delicadísima biopsia flaubertiana del bobo solemne?

Yo creo que sí.

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