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Emilio Campmany

El Rey y la ETA

El Rey nos está vendiendo la ficción de que hemos ganado al terrorismo etarra cuando, a lo sumo, hemos firmado un armisticio con él. Un armisticio cuyas condiciones desconocemos, pero armisticio, no derrota, ni mucho menos incondicional.

Distraídos con Urdangarin, algunos han pasado por alto las importantes palabras del rey en relación con la ETA. 2011 es el año en que la banda ha anunciado el "cese definitivo de la actividad armada". Todos sabemos que ese cese definitivo no hubiera sido posible si el Tribunal Constitucional no hubiera permitido a Bildu presentarse a las elecciones municipales a pesar de ser los obvios representantes políticos de la organización terrorista. Y que es posible que hubiera sido roto si no se permite a Amaiur concurrir a las generales.

Y, sin embargo, el Rey nos dice: "Frente a la intolerable pretensión de los terroristas de tratar de conseguir objetivos políticos mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intimidación o la extorsión, la sociedad vasca y el conjunto de la sociedad española han defendido su libertad y sus instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las Fuerzas de Seguridad, la permanente y decidida acción de la justicia y la generosa cooperación internacional". ¿No son objetivos políticos participar en las elecciones, acceder a cargos públicos y administrar dinero de todos? Y, si es verdad que han dejado de matar, ¿no lo es menos que amenazan con volver a hacerlo si no se les da lo que piden, por poco que sea?

El Rey nos está vendiendo la ficción de que hemos ganado al terrorismo etarra cuando lo cierto es que, a lo sumo, hemos firmado un armisticio con él. Un armisticio cuyas condiciones desconocemos, pero armisticio, no derrota, ni mucho menos incondicional. En su descargo cabe decir que no está haciendo otra cosa que vender la misma mercancía que nos están queriendo endilgar los dos grandes partidos y es imposible que Su Majestad diera una visión del asunto diferente a la que ambos quieren transmitirnos. Pero, podría haber sido menos explícito y limitarse a recordar a las víctimas del terrorismo, para las que tuvo, dicho sea en honor a la justicia, una entrañable mención.

Pero, dijo más: "La unidad de las fuerzas democráticas y la firmeza de los españoles en la defensa de nuestro Estado de Derecho frente al terrorismo, han demostrado que los proyectos totalitarios no tienen cabida en la España democrática". Lo primero es que el proyecto de la ETA, con ser totalitario, es antes que eso separatista. Y el triunfo de Amaiur en el País Vasco demuestra que ese proyecto, el separatista, está hoy más cerca de ser cumplido de lo que lo estaba antes de llegar Zapatero al poder. Lo segundo es que, si algo ha caracterizado la lucha antiterrorista estos últimos años, es la falta de unidad. El PSOE negoció con ETA sin respaldo del PP antes y después de llegar al Gobierno. Es posible que hoy los populares estén dispuestos a continuar la política de "diálogo" que inició Zapatero, pero es seguro que buena parte de su electorado no desea que sea así. Si eso es unidad, que venga Dios y lo vea. 

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