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IBEROAMÉRICA

¿Y Cuba?

Hay temas que marcan una herida profunda en un pueblo controlado desde hace 45 años por un inteligente dictador que sabe muy bien cómo insultar a los americanos, imponer su sueño marxista y arrestar y fusilar a cubanos que le sirven de comercio humano. Hace poco siete cubanos fueron arrestados sigilosamente, sin juicio ni razón, pero fueron ''perdonados'' porque un eminente europeo que los visitaba solicitó el perdón de tres. Castro lo complació. Así el comandante, como suele hacer, se ganaba el apoyo de otro hombre importante.

Hay temas que marcan una herida profunda en un pueblo controlado desde hace 45 años por un inteligente dictador que sabe muy bien cómo insultar a los americanos, imponer su sueño marxista y arrestar y fusilar a cubanos que le sirven de comercio humano. Hace poco siete cubanos fueron arrestados sigilosamente, sin juicio ni razón, pero fueron ''perdonados'' porque un eminente europeo que los visitaba solicitó el perdón de tres. Castro lo complació. Así el comandante, como suele hacer, se ganaba el apoyo de otro hombre importante.
El dictador de Cuba, Fidel Castro.
Dos millones de cubanos fueron castigados y expulsados en los primeros años de la larga dictadura, pero Castro maneja bien el clásico argumento marxista que siempre culpa al nada popular ''imperialismo americano'' y justifica el castigo de los que él mismo señala como agentes del imperialismo. Cientos de cubanos que han perecido trágicamente en el mar, ahogados por las olas o empujados por los castristas, no han recibido mucho apoyo.
 
La eficiente maquinaria de castigo sigue sonriendo hacia el norte, especialmente hacia las estrellas de Hollywood, y hacia el resto del continente que odia a los americanos. Pero esos ilustres personajes que aplauden a Castro ni siquiera toman nota de la situación racial en Cuba, donde muchos turistas rechazan el contacto con los negros.
 
Castro sigue funcionando bien y extendiendo su influencia. Como siempre, calladamente, para luchar contra el imperialismo americano. El discípulo de Castro, Chávez, está recibiendo armas y aviones militares mientras deshace la estructura económica de Venezuela. Las relaciones con Colombia se han puesto tensas, y otros grupos de la izquierda latinoamericana comienzan a revisar la estrategia mundial y a mencionar al Che Guevara, aquel líder que Castro traicionó para después elevarlo a la categoría de los héroes que ya no pueden hablar.
 
Mientras tanto, cañones antiterroristas norteamericanos truenan en Irak y en otras regiones. Y el presidente Bush, en su noble discurso inaugural, afirmó que los Estados Unidos lucharán siempre para que los pueblos alcancen el grado de unidad y libertad que se merecen. ¿Y Cuba, que está a noventa millas de los Estados Unidos, de la que más de dos millones de cubanos escaparon hacia el norte, trataron de luchar con armas contra Castro y poco a poco descubrieron la eficiencia de las armas totalitarias y la efectividad de su propaganda marxista?
Retrato de José Martí, prócer de la independencia de Cuba.
 
Y no se trata de buscar los términos de las guerras y visualizar cómo caen los jóvenes que combaten contra el sangriento terrorismo de Irak y de otras naciones divididas. Se trata de enviar un mensaje a todos los cubanos que en el exilio y en la isla sueñan con la oportunidad de desenmascarar al decrépito Castro, de recuperar las raíces cubanas y de unirse a aquellos pueblos que conocen sus raíces.
 
Martí sigue siendo nuestro Apóstol. Cuando llegó a Nueva York y vio por primera vez las filas de pacíficos votantes americanos, que se movían bajo un tremendo aguacero, el concierge le comentó: “Parecen un rebaño”. Y Martí le contestó: “Pero son un rebaño de reyes”.
 
De ahí que en casi todos los corazones cubanos sea bien conocida una dolorosa pregunta: ¿Y Cuba?
 
 
© AIPE

Luis Aguilar León, historiador y periodista cubano afincado en Miami.

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