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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

((Rajoy: ¿sabía o no sabía?))

¿Estaba al corriente don Mariano de lo que se cocinaba en tantos pucheros y marmitas como ahora se destapan, ésas que tanto huelen, y no a ámbar?

¿Estaba al corriente don Mariano de lo que se cocinaba en tantos pucheros y marmitas como ahora se destapan, ésas que tanto huelen, y no a ámbar?
EFE

No hay en España, leré, cosa más transversal que la corrupción, y el PP lleva demasiados años pisando charcos para estar limpio de barro: las ovejas negras hacen rebaño y los casos aislados, bosques frondosos.

Eso no lo discutimos. Lo que se preguntan nuestros vates es: ¿lo sabía Rajoy?

¿Estaba al corriente don Mariano de lo que se cocinaba en tantos pucheros y marmitas como ahora se destapan, ésas que tanto huelen, y no a ámbar?

Lean la discrepancia entre nuestros poetas. Y mójense.

RAJOY NO LO SABÍA
por Monsieur de Sans-Foy

Rajoy, qué va a saber... ¡No sabe nada!
Ajeno está en su cumbre solitaria,
pues toda infestación parasitaria
fenece en esa cúspide nevada.

El dueño de tan diáfana mirada,
ingenua como virgo de becaria,
¿qué sabe de coyunda mercenaria,
en cutres contubernios consumada?

Rajoy es noble y fiel. Rajoy es puro.
Rajoy no se ha pasado al lado oscuro.
A todo infamador de pobres miras,

le digo que no son más que mentiras,
¡falacias contumaces de la Izquierda!
Rajoy no se coscaba de una mierda.

NO SOLO NO SABÍA…
por Fray Josepho

Así es, Sanfuá. Muy cierto. Rajoy no lo sabía.
De ningún modo. Nunca. Que no, que no. Jamás.
En la inopia absoluta, cachazudo, vivía,
como es característico de todo mandamás.

Que quede, pues, bien claro: Rajoy nunca lo supo.
¿Y sus subordinados? Pues esos sí, tal vez.
Pero él, cual líder máximo de aquel brillante grupo,
su mente mantenía velada en candidez.

Los cerebros brillantes siempre están en sus cosas.
La estrategia. El programa. La esencial reflexión.
El caletre mariánico, con sus capas bulbosas,
diseñaba el futuro para nuestra nación.

Para las corrupciones de las que habla la izquierda,
en según qué intelecto no hay cabida y lugar.
Nunca supo de nada. ¡Y además, no se acuerda!
Porque hay cosas, sin duda, que es mejor olvidar.

En España

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