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Maldita ayuda

La culpable es la “comunidad internacional”. Es la frase más repetida estos días en los que se recuerda el terremoto que destrozó Haití hace ahora dos años.

La culpable es la "comunidad internacional". Es la frase más repetida estos días en los que se recuerda el terremoto que destrozó Haití hace ahora dos años. Es también una manera de echar balones fuera y de no profundizar sobre los verdaderos problemas del país.

Haití ha surgido de los escombros una y otra vez. Durante décadas recibió ayuda internacional que nunca dio sus frutos. Millones de dólares canalizados generalmente a través de ONG con la excusa de las limitadas capacidades de los sucesivos gobiernos haitianos en los que se extendía, además, la corrupción. Ya antes del terremoto, Haití era el segundo país con mayor número de ONG per cápita, entre 3.000 y 10.000. Y tras la catástrofe centenares de organizaciones de este tipo inundaron el país en busca y captura de las ayudas. La mayoría de ellas ni siquiera se molestó en registrarse ante el gobierno haitiano, algo que parece imprescindible para alcanzar un mínimo de coordinación entre ellas y con otros organismos internacionales.

Ni un rastro de autocrítica sobre su ineficacia durante estos dos últimos años. Sólo ensalzan los pequeños logros que a veces no son tales. Como el tener ahora "sólo" 600.000 haitianos viviendo en campamentos, en vez del millón y medio de hace dos años. Pero muchos de los que se han ido no han cambiado las tiendas de campaña por una casa, sino que se han largado a buscarse la vida a otro lado. Las ONG, por otro lado, acusan a los donantes de no cumplir con las promesas anunciadas y al gobierno, de desorganizado. Pero los haitianos ya no les quieren, no quieren a estos trabajadores humanitarios con sus utilitarios blancos. Tampoco quieren saber nada de la ONU ni de su misión MINUSTAH. Desde 1993 se ha desplegado hasta en ocho ocasiones y con escasos resultados, en parte por sus débiles mandatos y en parte por sus errores y malas prácticas lo que ha alentado la desconfianza en ellos.

Y ¿dónde está Bill Clinton? Tras el terremoto prometió que esta vez se iba a "reconstruir mejor" (Build Back Better). Y se erigió como presidente de la Comisión Interina de Reconstrucción de Haití, encargada de estudiar, aprobar y coordinar los diferentes planes para la reconstrucción del país. Pero el mandato de tal agencia finalizó en octubre de 2011 y no fue renovada por el Parlamento del país por varios motivos. El caso es que ahora nadie coordina los esfuerzos de reconstrucción.

También hay nuevo presidente, el cantante Michel Martelly, que además de inexperto, tiene que lidiar con una mayoría parlamentaria que corresponde a la plataforma política liderada por el anterior mandatario, René Preval. Y sigue sin hacerse frente a uno de los principales y desconocidos problemas que es la deforestación del país, que ronda el 98% del territorio, y que ha hecho a Haití vulnerable a las catástrofes naturales y ha arruinado la agricultura.

Así no hay manera de que sean los haitianos los que tomen las riendas del país en un futuro.

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