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Vigencia, vitalidad y visibilidad

El revulsivo que ha supuesto para el Estado paquistaní la operación militar estadounidense constituye ya un primer triunfo para los terroristas.

Cuando va quedando atrás la muerte de Osama Ben Laden, comenzamos a tomar distancia respecto a ese momento y es tiempo de explorar en qué situación quedan sus seguidores. Tras el "shock" inicial y las inmediatas promesas de venganza, los yihadistas en general y los de las zonas más sensibles en particular no sólo prometen acciones de homenaje –aunque muchos hablan de venganza– sino que también recuerdan la condición de mártir (shahid) del líder de Al Qaeda, algo por lo que –piensan– no cabe sino regocijarse. Lo cierto es que las páginas yihadistas, la cada vez más intensa actividad en Facebook y otras redes sociales, y la omnipresencia del tema en cadenas árabes –particularmente Al Jazeera– ha permitido interconectar a personas y grupos. Junto a la proliferación de comunicados, lo relevante ahora será comprobar cómo se refleja tanta vitalidad en los diversos campos de batalla yihadistas.

El revulsivo que ha supuesto para el Estado paquistaní la operación militar estadounidense constituye ya un primer triunfo para los terroristas. Aparte de las manifestaciones de radicales en las principales ciudades, y aunque los atentados son habituales en el país, lo cierto es que se detecta una mayor presión de los terroristas: sus amenazas se han intensificado y algún ataque a las vías de aprovisionamiento aliadas hacia Afganistán ya se ha reivindicado como represalia por la muerte de Ben Laden. Ahora cabe esperar más atentados y, probablemente también, algún intento de sabotear unas relaciones indo-paquistaníes que en estos últimos meses ambos Gobiernos han querido revitalizar.

En el Cuerno de África, el líder de Al Shabab, Hassan Tahir Awis, ha anunciado su intención de golpear a infieles y a apóstatas, y al otro lado del mar, en Yemen, las revueltas contra el presidente Alí Abdallah Saleh se nutren también de un revitalizado radicalismo de la mano de quienes simultanean su movilización interna con la común a los radicales en el seno de toda la comunidad musulmana. Es previsible que el frente yemení y el frente transfronterizo con Arabia Saudí se movilice en los próximos días y semanas. Irak con sus ataques a chiíes y a funcionarios, o el Transcáusaso ruso con su expansión del terrorismo desde el escenario checheno original hasta el resto de las repúblicas musulmanas, son otros dos escenarios que marcan la vigencia del terrorismo.

Pero si hay un escenario en el que hay que ser extremadamente cautelosos, particularmente nosotros los españoles, ese es el Magreb y el Sahel. Puente directo hacia Europa, y de ahí que el propio Ben Laden tuviera tanto interés por activar el terrorismo en dicha zona-trampolín hacia Occidente, los ataques que en ella se han venido produciendo en los últimos meses (particularmente en Mauritania), los secuestros de occidentales (cuatro franceses y una italiana están ahora en manos de AQMI), el aprovechamiento de los tráficos ilícitos y, más recientemente, el caos generado en Libia, hacen de esta zona un lugar abonado para servir de escenario a los terroristas yihadistas salafistas que pretenden seguir la estela de Ben Laden.

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