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SCHWARZENEGGER Y GRAZ

Arnold muestra a los políticos austriacos cómo se hacen las cosas

Muchos de los cuentos más conmovedores de Navidad vienen de Austria. Piénsese en Oberndorf y la pequeña parroquia donde se rompió el órgano en la Nochebuena de 1818: el padre Mohr y su organista, Franz Gruber, escribieron una sencilla canción que se pudiera cantar con el único acompañamiento de una guitarra: ‘Noche de paz’. Piénsese en la familia Von Trapp, diciendo adiós muy buenas, auf wiedersehn, y abandonando súbitamente el Salzburgo nazi por Vermont.

Muchos de los cuentos más conmovedores de Navidad vienen de Austria. Piénsese en Oberndorf y la pequeña parroquia donde se rompió el órgano en la Nochebuena de 1818: el padre Mohr y su organista, Franz Gruber, escribieron una sencilla canción que se pudiera cantar con el único acompañamiento de una guitarra: ‘Noche de paz’. Piénsese en la familia Von Trapp, diciendo adiós muy buenas, auf wiedersehn, y abandonando súbitamente el Salzburgo nazi por Vermont.
Arnold Schwarzennegger.
Ahora tenemos un tercer cuento procedente de la pequeña Austria. Unos cuantos años después de que los Trapp salieran pitando de allí nacía un joven cerca de Graz. Su nombre era Arnold, e iba al gimnasio a diario; y se fue a América y se convirtió en gobernador de California. Y una mañana tuvo que tomar una decisión: conmutar o no la pena de muerte a un asesino múltiple llamado Tookie Williams. Y decidió que la ejecución de Tookie siguiera su curso.
 
Allá por sus viejas tierras natales de Graz, los políticos se volvieron locos. En los buenos tiempos, cuando a algún muchacho del lugar le iban bien las cosas y se convertía en führer de otro estado y empezaba a matar gente, la multitud se mostraba impaciente por celebrar con él un gran Anschluss [1] a la vieja usanza. Pero los tiempos cambian y, contemplando el reinado de terror de Arnold, sus colegas grazis decidieron que querían desanschlusslizarse de él. Ultrajados por el fallecimiento de Tookie, los consistorios socialdemócratas y verdes, así como los miembros del Parlamento, tomaron medidas inmediatamente. O lo que se tiene por "medidas" en la política europea actual.
 
Así, exigieron que se retirara el nombre de Arnold del Estadio de Fútbol Arnold Schwarzenegger. Propusieron que se rebautizase Estadio de Fútbol Tookie Williams. Presentaron iniciativas para privar a Arnold de la ciudadanía austriaca, con el argumento de que la pena de muerte es ilegal en Europa, razón por la que una nación bárbara como Estados Unidos no es apta para ingresar en la UE ("Qué tragedia", dicen siempre los americanos cuando se les comenta esto).
 
"La gente ya está harta de él", declaraba al Guardian británico Peter Pilz, parlamentario regional del Steiermark. "Para nosotros, ha cometido un crimen de Estado".
 
Personalmente, no tengo ninguna opinión acerca de la pena de muerte. Pero estoy muy a favor de que las jurisdicciones soberanas tengan el derecho a desarrollar sus propios sistemas de justicia penal. Por eso me encanta la reacción de Arnold ante la "amenaza" de Graz. En un escrito al alcalde de su vieja ciudad, Schwarzenegger observaba que, en el curso de su mandato gubernativo, también tendría que tomar decisiones acerca de otros presos del corredor de la muerte (el siguiente, este mismo enero).
 
Así que, añadía el gobernador, "con el fin de ahorrar mayores vicisitudes a los responsables políticos de la ciudad de Graz, les retiro a fecha de la presente el derecho a utilizar mi nombre en asociación con el Estadio Liebenauer (...) Espero que el letrero sea retirado antes de terminar 2005"; puesto que la mayor parte de los empleados municipales europeos se encuentran de vacaciones hasta la segunda semana de enero, eso significa que el alcalde, cuando haya retirado el nombre el día después de Navidad, puede tener que subcontratar la tarea a cualquier complaciente refugiado musulmán albanés al que pueda acorralar.
 
"El uso de mi nombre para anunciar o promocionar en cualquier sentido la ciudad de Graz ya no está permitido", continuaba Arnold. "Graz ya no tendrá ningún problema en el futuro con mis decisiones como gobernador de California, puesto que oficialmente ya no hay nada que nos vincule". Y, como gesto de buena voluntad, devolvía el 'Anillo de Honor' que le concedieron en 1999 por "el orgullo y el reconocimiento" que suponía para Graz.
 
Eso parecería satisfacer a todos. Graz será libre de rebautizar su estadio en honor a Tookie Williams mañana o pasado mañana, y el "criminal de Estado" Schwarzenegger ya no tendrá que vivir con el pavor de ser formalmente privado de su 'Anillo de Honor' mediante una humillante resolución del consistorio de Graz.
 
Tookie Williams.Pero, misteriosamente, la suspensión de los vínculos del gobernador con su ciudad natal pareció apenarles. El alcalde, Siegfried Nagl, suplicaba a Arnold que reconsiderase su decisión, sólo para recibir como respuesta que el anillo ya estaba en el correo. Parece que, aparte de Kurt Waldheim [2], no ha habido muchos austriacos internacionalmente comerciales estos últimos años, y, de alguna manera, la campaña para renombrar como Tookie Williams el estadio de fútbol ha perdido impulso.
 
El antiguo cabecilla de los Crip [3] quedaría muy bien en una dirndl [4], o en unos lederhosen [5] holgados al estilo gansta; y no hay duda de que se podría tener todo un abanico de platos conmemorativos en el menú de la cafetería: por ejemplo, el schnitzel Seven Eleven, para conmemorar el asesinato –por parte de Tookie– del cajero Albert Lewis Owens, de 26 años; seguido del strudel Brookhaven, para honrar al motel en que asesinó por unos cuantos cientos de pavos a una familia taiwanesa de ancianos; todo bañado en Muthafuck-a apfelsaft, por el calificativo que utilizó para amenazar al jurado que le condenó. Haría maravillas por la industria austriaca del turismo.
 
Schwarzenegger no es ningún conservador, y ha sido un gobernador decepcionante. Pero su carta es magnífica, y el placer que suscita sólo es superado por el hilarante titular del Guardian en su información acerca de la "controversia": 'Schwarzenegger afronta un revés en Austria por Tookie'. No, él no. Con un folio escrito a máquina ponía fin a todo el maldito revés, y ofrecía un modelo básico para las relaciones Estados Unidos-Unión Europea que reconoce las diferencias básicas entre ambos: los americanos tienen responsabilidades; los europeos, posturas.
 
En realidad, la UE tiene posturas que son inversamente proporcionales a su capacidad para actuar. Es capaz de pavonearse y contonearse en la escena mundial, sabedora de que nadie espera que haga algo en circunstancia alguna. Si las naciones quieren sostener como modo de vida la política regodeante de gestos de superioridad intelectual, ¿por qué no echarles una mano? ¿Quieren los políticos de Graz que Tookie sea un asunto de política nacional? Ahora lo es, aunque sólo sea por la industria turística.
 
Así que, al igual que los Von Trapp, Arnold canta mientras se va:
 
Presumidos del Partido Verde
y alcaldes postulantes
rebautizan estadios
en homenaje a asesinos múltiples.
Sosos honores civiles con baratos anillos de palo.
Éstas son algunas de las cosas que menos me gustan.
 
Arnold, a Graz: No me llaméis, ya lo haré yo.
 
 
© Mark Steyn, 2006


[1] Nombre dado a la anexión de Austria por la Alemania nazi (1938).
[2] Secretario general de la ONU entre 1972 y 1981 y presidente de Austria entre 1986 y 1992, fue un miembro relevante miembro del Partido Nazi desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
[3] Banda callejera de Los Ángeles excepcionalmente violenta.
[4] Falda de tubo que estuvo de moda durante la Segunda Guerra Mundial.
[5] Pantalones cortos.
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