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LA "CONCIENCIA DEL HOLOCAUSTO"

La importancia universal de Simon Wiesenthal

Con la muerte de Simon Wiesenthal el mundo pierde a uno de los grandes personajes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Aunque austriaco, el más conocido de los perseguidores de nazis después de la II Guerra Mundial es una figura universal. Muchos le han llamado, con justicia, la “conciencia del Holocausto”.

Con la muerte de Simon Wiesenthal el mundo pierde a uno de los grandes personajes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Aunque austriaco, el más conocido de los perseguidores de nazis después de la II Guerra Mundial es una figura universal. Muchos le han llamado, con justicia, la “conciencia del Holocausto”.
Simon Wiesenthal.
Dicha conciencia se materializó en los tres objetivos complementarios que guiaron su vida después de que las tropas estadounidenses liberaran en 1945 el campo de  Mauthausen, donde estaba recluido. Tales objetivos fueron recuperar la memoria de las víctimas, hacer justicia con los culpables del mayor crimen cometido jamás y reconocer la labor de a aquellos que, aun a riesgo de su vida, ayudaron a los perseguidos por el régimen nacionalsocialista.
 
Sobre la labor a la que se consagró, dijo: "Cuando mire atrás en la historia quiero que la gente sepa que los nazis no fueron capaces de matar a millones de personas y huir como si nada". A la hora de su muerte, este anciano de 96 años podía considerar que lo había logrado. Entre los más de mil culpables de la Shoah (el Holocausto) que fueron capturados gracias a su trabajo destaca Adolf Eichmann, principal responsable de la ejecución de la Solución Final organizada por los jerarcas del régimen nazi. Este aspecto de la obra a la que dedicó su vida Wiesenthal es el más conocido entre el gran público. De ahí que sea considerado por muchos tan sólo, lo que no es poco, como el mayor cazador de nazis del mundo. Sin embargo, la lucha por llevar ante la justicia a los culpables no se puede separar de los otros dos objetivos antes mencionados.
 
"Cuando el hombre recuerda, sobrevive la esperanza"; es una de sus frases que mejor describe el objetivo vital que le guió a partir de la experiencia terrible del Holocausto. La memoria de lo que pasó transmite unas profundas enseñanzas que advierten sobre hasta dónde puede llegar la maldad humana. Esa misma memoria es la que conduce a la búsqueda de los criminales, para que sean llevados ante los tribunales. Pero también es el mayor tributo que, sesenta años después, podemos hacer a las víctimas. Con la Shoah, los nazis y sus aliados buscaban eliminar al pueblo judío, pero no sólo eso. Intentaban además que, una vez conseguido eso, desapareciera todo rastro de su existencia. Pretendían eliminar el recuerdo de sus víctimas. Gracias a personas como Wiesenthal fracasaron en este aspecto. A pesar de que algunos cínicos quieran "pasar página" y rechacen la singularidad del Holocausto, su labor y la de otros que han trabajado en el mismo sentido permite que la memoria siga viva.
 
La labor que durante décadas ha realizado el Centro de Documentación Judío –que, junto con otros supervivientes, fundó en Viena en 1947– por mantener la memoria no sólo atañe a las víctimas. También tienen un lugar muy especial en este recuerdo aquellos que ayudaron a los judíos perseguidos por los nazis. Miles de personas en toda Europa arriesgaron su vida intentando salvar la de aquellos seres humanos cuyo destino seguro era la muerte si caían en manos de los nazis o sus aliados. De algunos sabemos su nombre; pero otros se mantienen todavía, y puede que para siempre, en el anonimato. Recordar a estos salvadores es hacerles justicia. Como bien comprendió Wiesenthal, nuestra obligación es no olvidarles.
 
Con la muerte de Simon Wiesenthal se apaga una vida dedicada a la justicia y la memoria. Nos deja quien personificó la conciencia de Holocausto. No debemos permitir que, en lo relativo a las víctimas y quienes les ayudaron, el fruto de su trabajo desaparezca con él. Sobre los criminales a los que persiguió, él mismo dijo, al retirarse, en 2003: "Yo he sobrevivido a todos ellos. Si hay algunos pendientes, ya son demasiado viejos y débiles para enfrentar un juicio ahora. Mi trabajo está hecho". Tal vez esta frase demuestre mejor que nada la fuerza que le impulsó durante sesenta años: el afán de justicia, no de venganza.
 
 
Antonio José Chinchetru, director del Centro de Información y Comunicación de la Federación de Comunidades Judías de España.
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