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REFLEXIONES SUELTAS

Socialismo y capitalismo

Milton Friedman me contó una vez que, en el transcurso de un viaje a China para explicar el capitalismo a los más altos funcionarios comunistas, el ministro de Planificación Económica le dijo que desearía viajar a EEUU para conocer a su homólogo norteamericano. Obviamente, aquel jerarca chino no había entendido nada, comentó Mr. Friedman.

Milton Friedman me contó una vez que, en el transcurso de un viaje a China para explicar el capitalismo a los más altos funcionarios comunistas, el ministro de Planificación Económica le dijo que desearía viajar a EEUU para conocer a su homólogo norteamericano. Obviamente, aquel jerarca chino no había entendido nada, comentó Mr. Friedman.
Milton Friedman.
China tiene un sistema económico capitalista y un Gobierno totalitario, no democrático, llamado comunista o, si usted prefiere, socialista. A los gobernantes no los elige el pueblo, sino quienes controlan el Partido Comunista. 
 
El capitalismo es un sistema económico basado en el respeto a la propiedad privada y el intercambio pacífico y libre, no dirigido por el Gobierno. En él, los individuos deciden, dentro de las limitaciones anejas al respeto de los derechos de los demás, qué van a hacer en la vida y qué van a consumir. Se trata de un sistema que puede darse con Gobiernos democráticos o totalitarios, si es que protegen la vida, la propiedad, los contratos y la libertad económica.
 
En el socialismo los medios de producción pertenecen al Estado, y es éste quien decide qué se va producir y qué podrán consumir los ciudadanos. Asimismo, dirige las actividades que realiza la gente para alcanzar las metas fijadas por el departamento de planificación de turno. La planificación socialista es coercitiva. El productor, el Estado monopólico, puede haber sido elegido, como ocurrió con el nazismo, y conservar nominalmente la propiedad privada. Una vez, Hitler dijo: "Aunque no tenga el título de propiedad, soy el dueño, porque soy yo quien dirige y dispone".
 
El capitalismo y el socialismo pueden darse en sistemas democráticos o socialistas, porque con ellos se fija el sistema económico, no la forma de elegir o renovar los Gobiernos.
 
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Se ha puesto de moda decir que el petróleo está caro y hablar de independencia económica. Pero la base de la civilización es la división del trabajo y la mutua dependencia. De ello depende la productividad.
 
El mercado asigna la producción de manera que todos puedan adquirir más satisfacciones a un menor coste. Ser dependientes del exterior para tener automóviles, computadoras, teléfonos, combustible, medicinas, etc., es algo que nos conviene, porque nos cuesta menos producir algo y pagar por lo que no tenemos que producirlo todo. Lo importante es disponer de lo que queremos consumir, no producirlo.
 
Por razones ecológicas, Estados Unidos está frenando su producción petrolera. Pero como desea disminuir su dependencia del exterior, anda también intentando imponer por ley la invención de nuevos motores y el descubrimiento de nuevos métodos de conservación de la energía; como si eso no se hiciera ya todos los días, por obra y gracia del interés propio de los emprendedores. Los políticos no se dan cuenta de que los descubrimientos, las invenciones no se pueden planear, y mucho menos ordenar.
 
 
© AIPE
 
MANUEL F. AYAU CORDÓN, rector emérito de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala).
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