La comparecencia del presidente del Gobierno, José María Aznar, ante el Parlamento Europeo, el aplazamiento concedido a Argentina por el FMI, y la campaña desatada por Prisa contra Nicolás Redondo Terreros son los temas más destacados en la prensa de hoy.
Aznar dejó claro a los nacionalistas vascos en su comparecencia ante el Parlamento Europeo que “cada estado ajustará sus competencias” y que “no condenar el terrorismo y hablar de diálogo, no condenarlo y apoyar a los terroristas, no condenarlo y asesinar, es un error, y sobre todo, es un insulto a las víctimas y a las personas que han sufrido y que han dejado su vida”, en respuesta al parlamentario europeo del PNV, Josu Ortuondo. Aznar anunció que las líneas principales de la presidencia española serían la lucha contra el terrorismo —donde la cooperación con Rusia y EEUU será fundamental, y donde no se debe descartar el empleo de la fuerza militar— dentro del respeto a las libertades de los europeos, la ampliación de la UE hacia los países del Este de Europa y la consolidación del euro. En líneas generales, su proyecto mereció la aprobación mayoritaria del Parlamento Europeo. La Vanguardia y La Razón dedican apoyo editorial a la política planteada por Aznar ; así como también se hacen eco de la contundencia de Aznar para con los nacionalistas: “con los verdugos no se pacta, porque sería un insulto a alas víctimas”. La Razón destaca el hecho de que la alusión al ejército en el combate contra el terrorismo no suscita en Europa las fobias ni las alergias que despierta en España
El País, en cambio, muestra en su editorial esa atávica e irracional desconfianza de la progresía en el estamento militar —después de veinticinco años de democracia—: “...sería un error enfocar la lucha contra el terrorismo como una guerra. La de Afganistán está demostrando los límites de tal aproximación. Derrocar al régimen talibán era un objetivo secundario respecto al de acabar con Al Qaeda y capturar a sus líderes”. Al parecer, para detener a Ben Laden hubiera bastado enviar a la Europol con una citación judicial. En cuanto a la política regional, El País da un balón de oxígeno a los nacionalistas vascos, en coherencia con su tradicional línea de subordinación a las tesis nacionalistas: “Resultará inútil intentar aparcar esta cuestión, que resurgirá, pues así se decidió en el mandato dado a la Convención que ha de preparar las reformas institucionales de la UE en 2004”.
ABC dedica un comentario editorial. Destaca el hecho de que a los argentinos ya no confían en sus gobernantes: “el ‘corralito’ es la prueba evidente de la escasa convicción que Duhalde manifiesta por la solidaridad del pueblo argentino en la recuperación del país”. Ante tal medida, “los argentinos han decidido aparcar las ‘cacerolas’ (…) para pasar al asalto, puro y duro, de los Bancos donde tienen ingresados sus recursos. El ciclo se pervierte así en una ola de violencia, cada vez más activa...”, y advierte que la crisis sólo puede resolverse con “un modelo económico creíble, que no se perpetúe en los demonios tradicionales que han estrangulado la economía argentina. (...) El castigo puede parecer desproporcionado, pero, desgraciadamente, llegados a este punto cabe ahora predecir que sólo un fuerte escarmiento servirá de purga...”. Aunque hay que advertir que mientras que los argentinos no dediquen cacerolazos a los políticos cuando les prometan de nuevo “desayunos gratis” no se podrá decir que han aprendido la lección.
El País ha reservado para hoy sus dardos envenenados contra Nicolás Redondo y contra todo aquel que se atreve a manifestarle su solidaridad. Poco importa que el propio Zapatero, además de Benegas, manifestasen que fueron puntualmente informados antes y después de que la reunión en La Moncloa con José María Aznar tuviera lugar. La larga mano de González y Cebrián puede verse con claridad cuando El País revisa la lista de los asistentes a aquella reunión: califica de traidor a Nicolás Redondo Urbieta por convocar la huelga general “que más daño hizo a los gobiernos socialistas de Felipe Gonzalez” y por formar parte de la famosa “pinza con la derecha”. Enrique Múgica es, según González y Cebrián” “uno de los correveidiles más gratos al Partido Popular”. De Javier Zarzalejos, sólo tiene que objetar que era “interlocutor del PSOE (no del PSE) en todo lo relacionado con la aplicación del Pacto Antiterrorista”. El evidente fracaso de esta campaña de acoso a Redondo (denunciada también por su padre) de cara a la opinión pública ha puesto nerviosos a González y Cebrián, que ya no saben cómo destrozar la reputación de quienes, en coherencia con sus convicciones y principios, se niegan a obedecer sus consignas de sumisión al PNV para, como dice La Razón, “repartirse las migajas de la mesa de Arzallus”. Ya sólo les queda fabricar otro vídeo como el de Pedro J. Ramírez. Eso sí, con Bono y con Francisco Vázquez, quienes han apoyado públicamente a Redondo y tienen tras de sí un electorado numeroso del que depende la llegada del PSOE a La Moncloa, no se atreven.
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