En más de 34 años en los banquillos, he tenido la fortuna de conocer a muchísimos jugadores, muy distintos todos ellos, y algunos ciertamente especiales. Es por ello que hablar de Andoni Iraola me resulta tan sencillo. Es un deportista del que puedo decir abiertamente que me ha marcado.
El de Usúrbil, uno de los grandes emblemas del Athletic, ha tomado hace unos días la decisión probablemente más complicada de su carrera, pero a la par creo que acertada. Soy de la opinión de que a los jugadores veteranos, no pocas veces, les sobra un año. Sin embargo, Iraola es un tipo con una personalidad enorme y una capacidad de liderazgo natural, tanto dentro como fuera del terreno de juego, y por ello dudo que nadie ponga un solo pero a su decisión.
Una de las cualidades que destaco de él es que sus comentarios tienen un altísimo grado de credibilidad. Recuerdo que, cuando nos daban las alineaciones del equipo contrario en cualquier partido, Andoni siempre era el primero en preguntar. Además, demostraba conocer perfectamente a los rivales, y todo ello hacía que sus compañeros confiaran ciegamente en su opinión.
Es una persona ciertamente empática, alegre, con una sonrisa perenne en el rostro. Pero, además, es marca Athletic. Ha cogido el testigo de todos los capitanes que han ido pasando por el club, y lo ha hecho de manera ejemplar. Es tan inteligente que, aunque nos duela, creo que ha elegido el momento idóneo para salir del club de su vida.
Por todo ello, sólo me resta decir que para mí fue un lujazo entrenarle y que espero que tenga la mayor de las suertes en el futuro.