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Los enigmas del 11M

Defender lo indefendible

Publicaba este lunes El Mundo que la intención de los peritos nombrados por la Policía para efectuar el análisis de los explosivos de los trenes es achacar a la contaminación la aparición de nitroglicerina y dinitrotolueno en el polvo de extintor recogido en la estación de El Pozo.
La verdad es que resulta triste comprobar cómo hay personas que, con tal de defender esa versión oficial de la que depende que el chiringuito se sostenga, son capaces de renunciar a cualquier atisbo de espíritu crítico.
Vamos a ver: resulta que esa nitroglicerina y ese dinitrotolueno, según los defensores de la versión oficial, pudieran proceder de alguna muestra de Titadyne que los Tedax tuvieran en su laboratorio. Trazas de esos componentes podrían haber atravesado una bolsa de plástico hermética en cantidad suficiente como para contaminar las muestras y que los instrumentos de laboratorio reflejen la presencia de dichos componentes de Titadyne. La explicación es ridícula, pero lo más curioso es que las personas que defienden esa peregrina teoría son capaces de sostener, al mismo tiempo, que los perros no olieron un resto de cartucho de Goma2-ECO en la furgoneta de Alcalá porque ese explosivo estaba dentro de bolsa de basura no hermética.
Debe de ser algún tipo de plástico nuevo: deja pasar hacia dentro trazas de explosivo en cantidad suficiente para contaminar una muestra, pero hacia fuera no deja pasar el más mínimo efluvio que los perros puedan detectar. ¿Cómo podemos bautizar este peculiar efecto? ¿Porosidad unidireccional? ¿Efecto valvular del plástico? ¿Anisotropía topológica pelicular?
"Un momento", me dirá el lector crítico, "¿y qué pasa al revés? Si moléculas del explosivo pueden salir de una bolsa de plástico, de modo que un perro las huela, ¿por qué no podrían entrar moléculas de explosivo en una bolsa y contaminar una muestra?". Pues básicamente por la diferencia entre una bolsa de basura como la que usted o yo podemos tener en nuestra casa, y que no hay forma humana de cerrar herméticamente, y una bolsa de custodia de muestras, que es hermética, precisamente, para evitar que una muestra se contamine.
Pero hay otra razón que demuestra que es imposible que la muestra de polvo de extintor de El Pozo se contaminara de esa manera: si hubiera sido así, se habrían contaminado de nitroglicerina todas las muestras existentes, guardadas en bolsas de plástico similares. Pero esa nitroglicerina sólo ha aparecido en la única muestra que los tedax no lavaron, en su día, con agua y acetona.
¿Qué pasará cuando se haga público el análisis definitivo de los explosivos? Pues no lo sé. Si aplicamos la razón, la consecuencia debería ser constatar que estamos juzgando a alguien que nada tiene que ver (a la luz de las pruebas aportadas) con lo que explotó en los trenes. Pero ya sé que aquí estamos jugando en planos distintos a la razón, es decir, en planos irracionales. El invento del plástico unidireccionalmente poroso es sólo un ejemplo.

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